sábado, 7 de enero de 2017

Como ir de rebajas y no morir en el intento!!

ENERO: EL MES DE LAS REBAJAS

Un año más llegan ya las codiciadas rebajas del mes de enero. Casi sin quererlo caemos frecuentemente y de manera rutinaria y compulsiva en la compra de las más y mejores ofertas. En muchos casos estamos motivados más que por nuestras necesidades, por el anunciado y fabuloso descuento de los productos. Uno puede llegar a comprar cosas que incluso no llegará a usar en la vida, simplemente por estar de superoferta.

Además de los gastos producidos por las compras típicas de las fiestas navideñas, llega este mes de enero y tenemos muchas veces la necesidad de entramparnos, sin que sea necesario, para poder hacer el habitual gasto en estas rebajas.

Desde el punto de vista de la personalidad humana no todos tenemos las mismas necesidades, ni nos sentimos atraídos por las rebajas de estos días de igual manera. Algunos, los que menos, están acostumbrados a cubrir algunas necesidades de tipo afectivo con el consumo de caprichos que dan cierto placer que puede cubrir ciertas carencias. En estas situaciones en que las personas han aprendido a cubrir de esta forma sus necesidades, es preciso un cambio importante en el nivel cognitivo, emocional y personal para evitar caer en las compras compulsivas y aprender, en muchos casos, a poder nutrir las necesidades afectivas de una forma saludable.

Cuando por el tipo de personalidad y necesidades somos más sensibles a caer en las redes de las rebajas, uno puede llegar a sentirse mal por la falta de control que uno siente y las dudas que provoca. Podríamos hablar, incluso, de patología cuando se siente la necesidad de consumir de forma compulsiva y se pierde el control en las compras. Los que están a su alrededor deben intentar ayudar a estas personas en la toma de conciencia de su problema, el incremento de su control y el refuerzo de la seguridad en sí mismos.

Hay compradores muy prácticos que saben aprovechar los descuentos esperados de estos días para hacer sus compras. Estos están esperando o se anticipan a sus propias necesidades. Pero hay que ser a veces un héroe o heroína para no sentirse atraído por los fabulosos precios de algunos utensilios que sin tener necesidad de ellos finalmente terminamos adquiriendo por el mero hecho de ser una ganga.

Algunos consumidores, más sensibles a caer en estas redes de las rebajas, pueden comprar compulsivamente y llegar a sentirse mal por ello. Al ir de comprar todos nos autocontrolamos para comprar lo que necesitamos y lo que más se acerque a nuestros deseos o caprichos, conjugado todo ello con nuestro presupuesto. Con todo esto y nuestro propio autocontrol decidimos el consumo o no de ciertas cosas. Puede también ocurrir que se disminuya nuestro control por el efecto consumista de las rebajas y, lleguemos a comprar cosas que en cualquier otra ocasión hubieran pasado desapercibidas a nuestras necesidades y nuestros bolsillos.

Algo similar a las rebajas de estos días ocurre con las compras en “las antiguas tiendas de todo a veinte duros” (o de todo a euro). Lo más difícil es entrar en una de ella y salir con las manos vacías, sin comprar nada (salvo que los días anteriores ya hubiéramos realizado nuestras compras en ellas). Nos atrae en estos comercios el bajo precio y los utensilios tan variados, con lo que siempre se suele encontrar algo o bien que cubra una necesidad o un capricho. Dado su coste mínimo generalmente no nos privamos de estas compras.

También existen los verdaderos artistas en esto de las compras en rebajas que saben, esperan y encuentran siempre lo que necesitan al mejor precio. Generalmente se trata de personas que al menos disponen de tiempo suficiente, ya que esto de las buenas compras no solo requieren control, reflexión y dinero, sino además un mínimo de tiempo para llegar a encontrar el comercio más adecuado y que tenga la mejor relación calidad-precio en las rebajas de estos días.


Para ser un buen consumidor es importante, además del autocontrol, la reflexión y el tiempo, como hemos visto, el aprendizaje de nuestros propios errores en nuestras compras anteriores. Los bajos precios, las buenas ofertas y oportunidades no deben engatusarnos, sino ofrecernos la posibilidad de cubrir nuestras necesidades a un mejor precio.

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