ENERO: EL MES DE LAS REBAJAS
Un año más
llegan ya las codiciadas rebajas del mes de enero. Casi sin quererlo caemos
frecuentemente y de manera rutinaria y compulsiva en la compra de las más y
mejores ofertas. En muchos casos estamos motivados más que por nuestras necesidades,
por el anunciado y fabuloso descuento de los productos. Uno puede llegar a
comprar cosas que incluso no llegará a usar en la vida, simplemente por estar
de superoferta.
Además de los
gastos producidos por las compras típicas de las fiestas navideñas, llega este
mes de enero y tenemos muchas veces la necesidad de entramparnos, sin que sea
necesario, para poder hacer el habitual gasto en estas rebajas.
Desde
el punto de vista de la personalidad humana no todos tenemos las mismas
necesidades, ni nos sentimos atraídos por las rebajas de estos días de igual
manera. Algunos, los que menos, están acostumbrados a cubrir algunas
necesidades de tipo afectivo con el consumo de caprichos que dan cierto placer
que puede cubrir ciertas carencias. En estas situaciones en que las personas
han aprendido a cubrir de esta forma sus necesidades, es preciso un cambio
importante en el nivel cognitivo, emocional y personal para evitar caer en las
compras compulsivas y aprender, en muchos casos, a poder nutrir las necesidades
afectivas de una forma saludable.
Cuando
por el tipo de personalidad y necesidades somos más sensibles a caer en las
redes de las rebajas, uno puede llegar a sentirse mal por la falta de control
que uno siente y las dudas que provoca. Podríamos hablar, incluso, de patología
cuando se siente la necesidad de consumir de forma compulsiva y se pierde el
control en las compras. Los que están a su alrededor deben intentar ayudar a
estas personas en la toma de conciencia de su problema, el incremento de su
control y el refuerzo de la seguridad en sí mismos.
Hay
compradores muy prácticos que saben aprovechar los descuentos esperados de
estos días para hacer sus compras. Estos están esperando o se anticipan a sus
propias necesidades. Pero hay que ser a veces un héroe o heroína para no
sentirse atraído por los fabulosos precios de algunos utensilios que sin tener
necesidad de ellos finalmente terminamos adquiriendo por el mero hecho de ser
una ganga.
Algunos
consumidores, más sensibles a caer en estas redes de las rebajas, pueden
comprar compulsivamente y llegar a sentirse mal por ello. Al ir de comprar
todos nos autocontrolamos para comprar lo que necesitamos y lo que más se
acerque a nuestros deseos o caprichos, conjugado todo ello con nuestro
presupuesto. Con todo esto y nuestro propio autocontrol decidimos el consumo o
no de ciertas cosas. Puede también ocurrir que se disminuya nuestro control por
el efecto consumista de las rebajas y, lleguemos a comprar cosas que en
cualquier otra ocasión hubieran pasado desapercibidas a nuestras necesidades y
nuestros bolsillos.
Algo
similar a las rebajas de estos días ocurre con las compras en “las antiguas tiendas
de todo a veinte duros” (o de todo a euro). Lo más difícil es entrar en una de
ella y salir con las manos vacías, sin comprar nada (salvo que los días
anteriores ya hubiéramos realizado nuestras compras en ellas). Nos atrae en
estos comercios el bajo precio y los utensilios tan variados, con lo que
siempre se suele encontrar algo o bien que cubra una necesidad o un capricho.
Dado su coste mínimo generalmente no nos privamos de estas compras.
También
existen los verdaderos artistas en esto de las compras en rebajas que saben,
esperan y encuentran siempre lo que necesitan al mejor precio. Generalmente se
trata de personas que al menos disponen de tiempo suficiente, ya que esto de
las buenas compras no solo requieren control, reflexión y dinero, sino además
un mínimo de tiempo para llegar a encontrar el comercio más adecuado y que
tenga la mejor relación calidad-precio en las rebajas de estos días.
Para ser un buen consumidor es
importante, además del autocontrol, la reflexión y el tiempo, como hemos visto,
el aprendizaje de nuestros propios errores en nuestras compras anteriores. Los
bajos precios, las buenas ofertas y oportunidades no deben engatusarnos, sino
ofrecernos la posibilidad de cubrir nuestras necesidades a un mejor precio.
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