domingo, 9 de abril de 2017

Maltrato emocional devastador en los hijos

SINDROME DE ALIENACIÓN PARENTAL

En las separaciones difíciles donde los litigios en los tribunales son una constante en una pareja que parece que no puede romper sus vínculos, son los hijos si los hay, las víctimas de estas interminables peleas. En ocasiones llegando a lo que se considera un tipo de maltrato para los hijos.

El Síndrome de Alienación Parental, SAP, designación del psiquiatra Richard A. Gardner en 1985, sucede cuando un progenitor (generalmente el que tiene la custodia) manipula o intenta manipular los sentimientos de los hijos para ponerlos en contra del otro progenitor. Este Síndrome no deja de ser un modo de maltrato infantil que provoca un trauma e impide llevar una vida normal, tanto al niño como al progenitor alienado.

Aunque a veces no se da como tal el SAP en la separación o divorcio, otros síntomas nos alertan de la posible situación de riesgo para los menores, como por ejemplo el conflicto de lealtades de los menores, dificultades en la relación con alguno de los padres, disparidad en los criterios educativos de los padres, etc. Todos estos indicadores sin llegar a ser un SAP, son ya muy negativos para el adecuado desarrollo de los hijos.

Los efectos del SAP y de otras situaciones similares en menores son siempre negativos para su desarrollo y bienestar. Las consecuencias pueden ser reacciones de ansiedad, crisis de angustia y miedo a la separación; podemos incluir también algunas alteraciones a nivel fisiológico en los patrones de alimentación y sueño, conductas regresivas, y de control de esfínteres. La sintomatología que podemos observar en estos menores se asemeja con la que se describe como consecuencia de las diferentes situaciones que atraviesan los menores que sufren maltrato emocional.

Los trastornos de ansiedad en estos menores son frecuentes en el momento de las visitas con un fuerte estrés, es frecuente la respiración acelerada, enrojecimiento de la piel, sudoración, elevación del tono de voz, temblores, llegando a un crisis emocional de tal envergadura que el menor no puede llegar a estar delante del progenitor rechazado con serenidad y normalidad.

Derivado de estos trastornos de ansiedad, se dan trastornos en el sueño y en la alimentación: estos menores a menudo manifiestan que sufren pesadillas, así como problemas para conciliar o mantener el sueño. Por otro lado, pueden sufren trastornos alimenticios derivados de la situación que viven y no saben afrontar, ingiriendo alimentos compulsivamente o no alimentándose.

Todos estos síntomas con frecuencia suelen ser utilizados por el progenitor alienador para cargar contra el otro, haciendo ver que estos síntomas son debidos al sufrimiento del menor por no querer ver al progenitor rechazado, por el daño que este les ha producido.

Los trastornos de conducta más frecuentes son: conductas agresivas, problemas de control de impulsos, conductas de evitación de las visitas del progenitor, uso de lenguaje y expresiones de adultos, dependencia emocional, dificultades en la expresión y comprensión de las emociones.

Si tras la detención de un SAP, el padre alienador no llega a tomar conciencia del problema y de las dificultades que el mismo está produciendo en su hijo, con frecuencia es inevitable un cambio en la custodia, acompañado de un tratamiento para los hijos y si es posible para los progenitores.  El primero objetivo es restaurar la relación del menor con el padre alienado y para ello contar con el padre alienador es una garantía de un buen pronóstico. El niño necesita no tener que elegir a sus padres y tener el permiso de ambos para querer y disfrutar con ambos.




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