CONDUCTA ANORMAL, TRASTORNO MENTAL...
La sociedad preclásica, explica
la conducta anormal con una interpretación demoniaca, con la idea de que un ser
maléfico podía haber tomado posesión de la persona.
Durante la antigüedad
grecorromana, se combina esta concepción demoniaca con la idea de que esta
conducta anormal, los trastornos mentales son enfermedades físicas.
En la Edad Media, dada la gran
influencia de la iglesia católica, se vuelve a esa concepción demoniaca y se
consideraba al enfermo mental como una víctima inocente del diablo, basándose su
tratamiento en exorcismos, oraciones, agua bendita, peregrinaciones, etc.
Este panorama cambia y es
criticado con el Renacimiento y la Ilustración, volviendo a una explicación de
la conducta anormal por causas naturales. Aparecen los primeros manicomios y
hospitales psiquiátricos con finalidades terapéuticas.
Las condiciones inhumanas de
dichos lugares mejoran con la primera reforma asistencial de finales del siglo XVIII
y principios del XIX. Se empieza aplicar el método clínico descriptivo,
parecido al actual, que trata de describir estos cuadros clínicos, se observa y
describe la conducta anormal.
A finales del siglo XIX y
principios del XX se formulan las primeras hipótesis explicativas de la
conducta anormal, hipótesis de tipo biologista e hipótesis de tipo
psicologista.
Con la segunda revolución terapéutica,
que conlleva la desaparición del hospital mental, el surgimiento de la atención
comunitaria y el nacimiento de la psicofarmacología moderna, y junto con las
aportaciones de las neurociencias y el establecimiento de nosologías y sistemas diagnósticos
reconocidos de los diferentes trastornos mentales, llegamos al panorama actual.
Ya hoy en día sigue siendo muy
complejo definir este concepto de anormalidad, conducta que como hemos visto,
se da en cualquier cultura y en cualquier época.
La psicopatología es la
ciencia que estudia la conducta humana centrando su interés en la naturaleza y
la etiología de la conducta anormal o patológica. Existe una diversidad de
enfoques dentro de esta ciencia de la psicopatología y cada uno de ellos
defiende unos criterios para definir la conducta anormal, criterios
estadísticos, clínicos, sociales, biológicos. No hay una definición totalmente
compartida del concepto de anormalidad. Todos los criterios son necesarios para
esta definición y, a su vez, insuficientes por si solos para definirla.
Para poder explicar y prevenir
la conducta anormal primero hay que describirla y clasificarla. Durante muchas
décadas se ha tratado de encontrar la clasificación adecuada, no sin ser cuestiona
y criticada la necesidad de clasificación.
Superado el debate sobre la
necesidad y ventajas de las clasificaciones, a finales de los años setenta
fluyen las primeras clasificaciones. Los dos sistemas de clasificación actual más
utilizados, son el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales
de la Asociación Americana de Psiquiatría, el DSM, y la Clasificación
Internacional de las Enfermedades de la Organización Mundial de la Salud, el
CIE.
Actualmente el DSM va por su
quinta edición, el DSM-V, y el CIE por la décima, CIE-10. Estos sistemas
describen y clasifican las conductas anormales, los diferentes trastornos
mentales.
Si bien está clara la utilidad
de dichos sistemas de descripción y clasificación de la cada conducta anormal, cada
trastorno mental es único en cada individuo. Si bien se comparten algunas características
que definen y describen el propio trastorno, el mismo es diferente en cada uno
de los que lo padecen. Esta idiosincrasia de la conducta anormal motiva el
diseño de intervención o tratamiento a medida y ajustado a cada caso.
No hay comentarios:
Publicar un comentario