domingo, 18 de diciembre de 2016

Llegando a la Navidad

           EL ESPIRITU NAVIDEÑO



Cuando hablamos de este espíritu navideño nos referimos a una serie de actitudes, de estados, de sentimientos, de emociones que nos invaden en estas fechas navideñas tradicionalmente, en relación a las expectativas, los deseos, los sueños, la fantasía, las ilusiones, la fiesta y la magia. Hay varios aspectos en los que uno puede encontrar y favorecer este espíritu navideño, nada dañino y tan beneficioso para todos.

Es más clara la magia y la fantasía que los más pequeños tienen estos días. Todos compartimos los beneficios que éstas tienen y no solo las provocamos sino además en el anhelo de todos está el mantenerlas el mayor tiempo posible.

Los niños más pequeños no distinguen la realidad de la fantasía o magia. Hasta alrededor de los tres, cuatro años de edad el niño distingue difícilmente esta diferencia y así, por ejemplo, los personajes de fantasía, como el pato Lucas o el conejo de la suerte, que se puede encontrar en un parque son para ellos verdaderos, de carne y hueso. En torno a los cuatro años el niño empieza a sospechar de la autenticidad de los muñecos y a partir, más o menos de cinco años, sabe perfectamente que se trata de un señor disfrazado. Así, por ejemplo, los padres que han visitado los parques temáticos con niños de menos de tres años y niños de más de cinco, conocen la diferencia entre ellos y es, que los primeros viven toda la fantasía desde la realidad y los de cinco, sin embargo, saben que todo está preparado, pero no es real.

La distinción entre lo real y lo fantástico se realiza de forma progresiva. La magia del ratón Pérez y los Reyes puede durar, con suerte hasta los ocho o incluso diez años. Esto es así, además, porque los adultos nos encargamos de mantenerla por las ilusiones que ella magia conlleva en los niños.

A pesar de que el niño descubre finalmente el secreto de los Reyes Magos y Papa Noel, es posible conservar al menos cierta magia en torno a estos personajes y lo que ello supone. Esto es posible manteniendo ciertas sorpresas y expectativas en relación a los regalos. El ritual de espera durante estas fechas y la eterna noche de los Reyes mantiene las ilusiones y fantasías, y seguramente, hace cumplir los deseos de los más pequeños que no va ser tarea especialmente difícil.

En estas fechas, los adultos también, aunque no hacemos directamente una carta a los Reyes, manifestamos nuestros deseos para el próximo año, llenos de expectativas, necesidades e ilusiones.

Todos los preparativos, los rituales de preparación, el encanto de las luces, la alegría de los rituales familiares en los adornos navideños, las fiestas, los encuentros familiares, los villancicos, etc., sin duda, fomentan este espíritu navideño.  Estas tareas navideñas, inevitablemente se suman a las ya demasiadas tareas que uno tiene de partida y por ello consiguen en algunos casos aumentar el estrés. Sin duda debemos diferenciar estas tareas de ocio y de ilusión y evitar altas exigencias y obligaciones. Es posible poner en marcha nuestra creatividad y es necesario ajustarse a las posibilidades que cada uno tiene.

Aunque la gran oferta y las comodidades de horarios y personal que en estas fechas se pone a nuestra disposición desde los distintos comercios, la realidad de la compra de los regalos y demás enseres de estas fechas se nos puede hacer cada vez más cuesta arriba. Algunas pautas pueden llegar a mejorar esta actitud: compartir esta tarea, dejarse invadir por el espíritu navideño, contar con un presupuesto y una lista de necesidades y expectativas, haber pensado en distintas alternativas de regalo, ser creativo, ir sin prisas y premiarse al terminar la tarea.

Así pues, está en la labor de todos el mantener este espíritu navideño, y si es verdad, que un mal año nos hace aflorar muchas resistencias a celebrar las Fiestas, es siempre mejor solución y mas saludable dejarse invadir por las ilusiones y sueños de los demás. Por último, quiero terminar este artículo felicitando a todos los que se encuentran leyendo este artículo, y a sus familias en estas Navidades y desear un Feliz Año en el que se cumplan todas las ilusiones y deseos y unas Felices Fiestas donde podáis disfrutar del Espíritu Navideño.


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