EL ESPIRITU NAVIDEÑO
Cuando hablamos de este espíritu
navideño nos referimos a una serie de actitudes, de estados, de sentimientos,
de emociones que nos invaden en estas fechas navideñas tradicionalmente, en
relación a las expectativas, los deseos, los sueños, la fantasía, las
ilusiones, la fiesta y la magia. Hay varios aspectos en los que uno puede
encontrar y favorecer este espíritu navideño, nada dañino y tan beneficioso
para todos.
Es más clara la magia y la
fantasía que los más pequeños tienen estos días. Todos compartimos los
beneficios que éstas tienen y no solo las provocamos sino además en el anhelo
de todos está el mantenerlas el mayor tiempo posible.
Los niños más pequeños no
distinguen la realidad de la fantasía o magia. Hasta alrededor de los tres,
cuatro años de edad el niño distingue difícilmente esta diferencia y así, por
ejemplo, los personajes de fantasía, como el pato Lucas o el conejo de la
suerte, que se puede encontrar en un parque son para ellos verdaderos, de carne
y hueso. En torno a los cuatro años el niño empieza a sospechar de la
autenticidad de los muñecos y a partir, más o menos de cinco años, sabe
perfectamente que se trata de un señor disfrazado. Así, por ejemplo, los padres
que han visitado los parques temáticos con niños de menos de tres años y niños
de más de cinco, conocen la diferencia entre ellos y es, que los primeros viven
toda la fantasía desde la realidad y los de cinco, sin embargo, saben que todo
está preparado, pero no es real.
La distinción entre lo real y lo
fantástico se realiza de forma progresiva. La magia del ratón Pérez y los Reyes
puede durar, con suerte hasta los ocho o incluso diez años. Esto es así,
además, porque los adultos nos encargamos de mantenerla por las ilusiones que
ella magia conlleva en los niños.
A pesar de que el niño descubre
finalmente el secreto de los Reyes Magos y Papa Noel, es posible conservar al
menos cierta magia en torno a estos personajes y lo que ello supone. Esto es
posible manteniendo ciertas sorpresas y expectativas en relación a los regalos.
El ritual de espera durante estas fechas y la eterna noche de los Reyes
mantiene las ilusiones y fantasías, y seguramente, hace cumplir los deseos de
los más pequeños que no va ser tarea especialmente difícil.
En estas fechas, los adultos
también, aunque no hacemos directamente una carta a los Reyes, manifestamos
nuestros deseos para el próximo año, llenos de expectativas, necesidades e
ilusiones.
Todos los preparativos, los
rituales de preparación, el encanto de las luces, la alegría de los rituales
familiares en los adornos navideños, las fiestas, los encuentros familiares, los
villancicos, etc., sin duda, fomentan este espíritu navideño. Estas tareas navideñas, inevitablemente se
suman a las ya demasiadas tareas que uno tiene de partida y por ello consiguen
en algunos casos aumentar el estrés. Sin duda debemos diferenciar estas tareas
de ocio y de ilusión y evitar altas exigencias y obligaciones. Es posible poner
en marcha nuestra creatividad y es necesario ajustarse a las posibilidades que
cada uno tiene.
Aunque la gran oferta y las
comodidades de horarios y personal que en estas fechas se pone a nuestra
disposición desde los distintos comercios, la realidad de la compra de los
regalos y demás enseres de estas fechas se nos puede hacer cada vez más cuesta
arriba. Algunas pautas pueden llegar a mejorar esta actitud: compartir esta
tarea, dejarse invadir por el espíritu navideño, contar con un presupuesto y
una lista de necesidades y expectativas, haber pensado en distintas
alternativas de regalo, ser creativo, ir sin prisas y premiarse al terminar la
tarea.
Así pues, está en la labor de
todos el mantener este espíritu navideño, y si es verdad, que un mal año nos
hace aflorar muchas resistencias a celebrar las Fiestas, es siempre mejor
solución y mas saludable dejarse invadir por las ilusiones y sueños de los
demás. Por último, quiero terminar este artículo felicitando a todos los que se
encuentran leyendo este artículo, y a sus familias en estas Navidades y desear
un Feliz Año en el que se cumplan todas las ilusiones y deseos y unas Felices
Fiestas donde podáis disfrutar del Espíritu Navideño.
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