miércoles, 27 de abril de 2016

¿Es la atracción algo social?

                                   LA ATRACCIÓN

Muchas investigaciones nos muestran como las buenas relaciones con los demás nos hacen sentir bien, e incluso la importancia vital de las mismas para nuestra salud, tanto física como psíquica. El ser humano es social por naturaleza y necesita de estas relaciones para desarrollarse y encontrar su propia satisfacción personal. Para establecer dichas relaciones, la atracción inicial juega un papel determinante y así, puede depender de ésta que comience o no una relación.

La atracción inicial puede parecer misteriosa pero sigue determinadas reglas: del tal forma las personas tienden acercarse a aquellas que encuentran o perciben físicamente atractivas y con quienes perciben que pueden interactuar, en cierta medida con los que percibimos ciertas similitudes.

El desarrollo de una relación con frecuencia es motivado por sentimientos de atracción o simpatía hacía la otra persona. La atracción que sentimos hacia los extraños está intensamente relacionada por las percepciones de atractivo físico que tenemos. Estas percepciones, sin duda, están moldeadas por las diferentes características culturales e individuales.

El atractivo físico es una característica que algunas personas afortunadas poseen. Hay que tener en cuenta, sin embargo, que las distintas culturas difieren en gran medida en cuanto a la consideración que cada una tiene de estas características físicas atractivas. Después de muchas investigaciones y estudios de distintas sociedades no occidentales, los antropólogos no han podido encontrar ninguna característica que fuera considerada atractiva por las más de doscientas sociedades no occidentales estudiadas. Por ejemplo, algunas sociedades (como la nuestra) valoran como atractiva la delgadez en las mujeres, mientras que en otras se valora más atractivo en las mujeres ciertas formas redondas.

Además de encontrar que estas características físicas atractivas se definen culturalmente de distinta manera, es también punto de análisis el cambio que estos conceptos sufren en una misma cultura tras el paso del tiempo y lo que en un momento puede ser muy seductor con le paso del tiempo puede llegar a carecer de total atractivo. Esto lo vemos claramente en los cambios que cada temporada traen las modas.

Sin duda, la belleza física tiene una gran influencia en nuestras percepciones y evaluaciones de los demás en todo tipo de relaciones, no solo en los romances. Distintas investigaciones muestran que las personas bellas gustan, no sólo porque disfrutamos al mirarlas, sino también porque, de alguna manera, esperamos y producimos una conducta deseable en ella, nos llegamos a mostrar más animados, interesados, sociables y confiables ante los atractivos.

Los efectos del atractivo físico no solo son importantes para los estudiantes universitarios a la hora de conseguir una cita, es importante también, como demuestran distintas investigaciones, cuando las personas evalúan solicitudes de trabajo o incluso al escuchar las pruebas de un juicio contra un acusado y así, los candidatos al trabajo y el acusado se sitúan de mejor manera cuanto mayor sea su atractivo. Incluso parece ser que los niños más pequeños tienen preferencia por sus compañeros más atractivos.

Además de esta atracción física las personas se sienten cautivadas por aquellas con quienes mantienen interacciones positivas. A la mayoría nos agradan las personas con las que compartimos antecedentes, gustos, opiniones, creencias, actitudes, trabajo y valores. Esto es así, dado que estas interacciones llevan a la propia satisfacción.

La similitud propicia la interacción, al igual que la atracción, y cuando las personas interactúan, descubren más similitudes. Todos sabemos que las primeras conversaciones que mantenemos en una nueva relación son exploratorias de estas similitudes, de aficiones, intereses o actividades en común.

La atracción que podemos llegar a ofrecer es también importante para sentirnos mejor con nosotros mismos, en la medida que a mayor atracción que ofrecemos nos sentimos más seguros, más motivados y más satisfechos en general. Sentirse atractivo conlleva ciertas dosis autoestima positiva, de seguridad en sí mismo y de cierta satisfacción personal.


sábado, 23 de abril de 2016

La trasformación de la obediencia.

               LA OBEDIENCIA



         
La obediencia se define con la acción que se lleva a cabo en el cumplimento de la voluntad o demanda de la persona que manda. Este comportamiento que aprendemos desde muy temprana edad conlleva un cierto orden social en la aceptación y resolución de normas sociales, con determinados escalones sociales. Además explicaría comportamientos no tan deseados como los que se producen tras las órdenes de destrucción en situaciones de guerra.

Uno de los experimentos en psicología más conocidos que intenta explicar la obediencia, son los realizados por Milgram. En este experimento, las personas tenían que obedecer las órdenes que les daba la autoridad (el experimentador o el científico). Las órdenes eran que debían dar descargas eléctricas a una víctima que se resistía, y claramente parecía que estaba sufriendo, cuando ella misma daba una respuesta incorrecta. Las descargas empezaban muy suaves e iban aumentando de intensidad con cada nueva respuesta errónea de la víctima. En general, las personas obedecían estas órdenes aún cuando no estaban forzadas hacerlo.

Aunque las personas, en esta investigación de Milgram mostraban signos visibles de angustia al obedecer y, trataron de detener el experimento, la mayoría continuaba obedeciendo y administrando por tanto las descargas a los sujetos cuando no respondían de forma adecuada.

En este experimento de Milgram muchas personas se sintieron obligadas a obedecer al experimentador debido a las normas sociales. Estas personas obedecían pero no porque fueran inhumanos o no tuvieran corazón, por el gran malestar que la mayoría sintió al aplicar dichos castigos y sus expresiones del malestar que habían pasado ante la ejecución de las descargas. A pesar de ello se sintieron en la obligación de continuar con el experimento.

La explicación a la obediencia se apoya en el poder de la situación social para conseguir la obediencia. Es la situación la que pone en marcha la norma de obediencia. De tal forma, que las situaciones que disminuyen la accesibilidad de la norma de la obediencia o aumentan la atención hacia las normas (tales como la responsabilidad social) también disminuyen o no la obediencia.

Por otro lado, la obediencia a la autoridad es también con frecuencia reforzada, como en el caso de la justicia militar. En este ámbito se subraya y resalta la importancia de la obediencia. También puede estar motivada la obediencia por sentimientos privados de obligación (al sentir que la autoridad tiene el derecho legítimo para dictar las normas y nosotros tenemos la obligación de asumirlas). La autoridad debe por ello ser legítima y debe aceptar la responsabilidad de la norma o mandato que impone.

Una vez que se comienza a obedecer, la propia obediencia sirve de refuerzo. Las personas se justifican en su comportamiento de obediencia y culpan a sus víctimas por sus acciones. En general, los que obedecen órdenes destructivas, a veces, reaccionan con enojo, disgusto y hostilidad hacia la figura de autoridad que les dio la orden. Sin embargo, las personas son menos propensas a reaccionar contra la autoridad cuando aceptan la obediencia como legítima. En este sentido, la tendencia a echar la culpa a las víctimas proviene de una creencia bastante asumida en estos casos de que las personas obtienen lo que se merecen (se lo buscaron, ellas lo provocaron), sobre todo cuando se ha llevado ya a cabo la orden ejecutoria contra las víctimas. De esta manera evito sentimientos propios de culpa acerca de la acción ejecutoria.

Muchos procesos psicosociales se combinan para producir este tipo de obediencia destructiva. Las masacres, las atrocidades, la tortura, las exterminaciones, las guerras, las persecuciones, a menudo tienen lugar en contextos de odio violento y gran hostilidad intergrupal. Este odio puede conducir a la exclusión moral en la cual, las victimas del otro grupo resultan tan deshumanizadas, que sus protecciones usuales a nivel social y las inhibiciones comunes del agresor quedan a un lado. De esta manera, el ejecutor hace lo que debe y no asume la responsabilidad ni la culpa de las consecuencias.


martes, 19 de abril de 2016

¿Te cuesta dejar de fumar?

                    EL TABACO


Para dejar de fumar uno de los condicionantes fundamentales sería conseguir la plena concienciación de los efectos negativos que el tabaco tiene para nuestro cuerpo. Esto se ve dificultado claramente por tener el tabaco unos efectos nocivos mayoritariamente a largo plazo. Así, en muchos casos, es cuando el fumador se encuentra delante de la enfermedad provocada por el tabaco, cuando decide dejarlo realmente. 

Actualmente casi todos los fumadores saben que el fumar no es bueno para su salud, pero no es suficiente para que lo dejen. Llegar a concienciarse es necesario, sobre todo, para motivar a los fumadores a decidir dejar de fumar. Para esta concienciación, las campañas publicitarias antitabaco han resultado ser fundamentales y muy positivas, al tener por objeto informar y sensibilizar a los consumidores de tabaco de todos los efectos negativos que conlleva el fumar. En este sentido hay que tener en cuenta, que los grandes fumadores, tienen una falta de motivación para prestar atención voluntaria a la información sobre enfermedades relacionadas con el consumo de tabaco, generalmente como mecanismo de defensa para así no enfrentarse a su realidad. Por ello, las campañas publicitarias deben, y así lo hacen, utilizar todas las variables o determinantes que el mundo del marketing pone a su disposición para atraer la atención de los fumadores y hacerles así llegar la información. 

Las prohibiciones de fumar en los lugares públicos, tan criticadas por algunos fumadores, además de ser necesarias para respetar y garantizar los derechos de los no fumadores, ayudan a concienciar también a los fumadores de lo negativo que supone fumar, como conducta que no debe realizarse normativamente en lugares cerrados y/o públicos por efectos nocivos que para los fumadores pasivos tiene el tabaco.

Además de concienciarse de los malestares que produce el fumar uno tiene que “decidir” dejar de fumar y esto tan sencillo resulta difícil, ya que por lo general es una decisión que se suele aplazar en más de una ocasión. Es verdad que se debe elegir el mejor momento, aunque éste parece que nunca llega. Esta toma de decisión está muy unida también, no solo con el grado de concienciación que la persona tiene en referencia a los efectos del tabaco, sino con las dificultades que encuentran los fumadores para dejarlo.

El tabaco además de crear una dependencia física, una adicción real a las sustancias que contiene, produce a su vez una gran adicción psicológica. Ambas dependencias van muy unidas y así por ejemplo aunque el tabaco es una sustancia excitante produce en la persona que lo consume cierta relajación en un momento de tensión. Todos sabemos que, en general los fumadores, cuando se encuentran ante situaciones que les producen mayor tensión, fuman con más frecuencia para disminuir su tensión. Aunque físicamente los efectos del tabaco les producirían mayor tensión, el fumador consigue, por los efectos psicológicos, una cierta disminución de su tensión.

Por ello para dejar de fumar es importante, no solo disminuir la dependencia física que se hace actualmente, por ejemplo con los parches de nicotina, sino que además es importante disminuir también la dependencia psicológica. Así, por ejemplo, una manera habitual y tradicional de disminuir esta dependencia, se ha conseguido en muchos casos con el cambio que muchos fumadores hacen de sus cigarrillos fumados por la ingesta continuada de caramelos. De esta manera los fumadores cambian de alguna manera una dependencia por otra, sin que en muchos casos esta técnica sea eficaz.

Los psicólogos expertos en el tratamiento de la dependencia al tabaco tienen como objetivo de su intervención enseñar a los fumadores a vivir sin tabaco. Para ello, se evalúan las situaciones asociadas al deseo de fumar para poder extinguir, por medio de técnicas conductuales, estas respuestas de deseo. Están técnicas se adaptan a las necesidades y situaciones de cada fumador y, generalmente, se combinan con una tratamiento farmacológico para disminuir la dependencia física a las sustancias del tabaco y si fuera necesario, sobre todo al principio de la intervención, para contrarrestar los efectos de ansiedad que pudiera provocar en el fumador dejar de fumar.


sábado, 16 de abril de 2016

¿Son necesarias las Escuelas de Padres?



                           ESCUELAS DE PADRES

           
Estas Escuelas de Padres, hoy bastante frecuentes en los colegios, centros municipales y distintas asociaciones, tienen por objeto ayudar a los padres de manera formativa en sus funciones parentales, se trata de apoyar a los padres para que puedan desarrollar adecuadamente sus funciones educativas y socializadoras, y superar situaciones especiales.

La necesidad de aprender a ser padres no es novedosa. Desde siempre se ha aprendido de las experiencias de otros padres, de los consejos de los abuelos e incluso de la consulta de algunos libros.

En España se creará la primera Escuela de Padres en 1928 por madame Vérine, con el objetivo de defender los valores familiares y con el lema de “unirse, instruirse y servir”.

Los beneficios de las Escuelas de Padres son incalculables y éstos revierten no solo en el bienestar y desarrollo de los hijos, sino en un alto grado de satisfacción de los propios padres: estos llegan a sentirse más seguros y poseer mayor confianza en relación a su rol parental. En general, mejora toda la vida familiar.

Las Escuelas de Padres suelen constar, generalmente, de varios módulos que responden a los aspectos centrales que fundamentan las teorías implícitas de las familias y sus implicaciones educativas como son: las pautas de crianza, la organización de las actividades cotidianas, el desarrollo de las habilidades sociales, etc. Cada modulo suele tener unos objetivos y una metodología de intervención claramente definida por algunas sesiones.

Estas escuelas propician espacios de reflexión sobre situaciones cotidianas y sobre criterios básicos del funcionamiento de la familia. En ellas se analizan las distintas etapas del ciclo vital de la familia y se favorece la comunicación en la misma y con el entorno comunitario. Se analizan, también, las características evolutivas y necesidades del niño y el adolescente. En estas Escuelas, los padres aprenden habilidades y fortalecen sus recursos para facilitar y favorecer el crecimiento integral de sus hijos y del grupo familiar.

Existen diferentes tipos de Escuelas de Padres dependiendo del tipo de familia a la que se dirigen. Así por ejemplo, existen las Escuelas de Padres dirigidas a los que van a ser padres, a las familias con hijos pequeños, con hijos adolescentes, o incluso dirigidas a familias que poseen unas características similares. Se trata que los objetivos educativos sean similares para todos los padres, para que vean reflejados sus intereses y se sientan entendidos por otras que poseen características afines.

Las Escuelas que han tenido mayor aceptación entre los padres han sido las referentes a familias con hijos más pequeños y a los que tienen hijos adolescentes. Para los padres, estos dos momentos son en los que aparecen mayores dudas en relación a la educación y en los que aparecen en los padres más inseguridades por la falta de apoyo en el desarrollo de los roles parentales. Los primeros años de vida son un periodo de especial sensibilidad para la reflexión sobre las propias creencias y practicas educativas. La adolescencia, por su parte, es un momento decisivo para la formación de actitudes, ideas y creencias.

La confusión sobre los valores que deben predominar en la educación, la falta de tiempo para compartir con los hijos, las interferencias de los medios de comunicación que se dan en ocasiones con lo que los padres desean trasmitir a sus hijos, las diferencias generacionales que existen diferenciadas cada vez más en las familias y los problemas de comunicación, son algunos factores que hacen cada vez más necesaria la Escuela de Padres y que motivan con la puesta en marcha cada vez más frecuente de este recurso en los propios centros educativos.


domingo, 10 de abril de 2016

HIJOS FELICES

                HIJOS FELICES




Al conocer a un niño cualquier adulto de alguna forma intuye si éste es o no feliz. Los niños difícilmente guardan sus sentimientos y si por temor se ven obligados hacerlo, es seguro que su malestar termina por ser visible en la mayoría de sus actos.

Todos deseamos que nuestros hijos crezcan sanos y felices. Para ello es necesario conocer cuáles son sus necesidades en cada momento evolutivo y en cada situación, para así poder cubrirlas o ayudarles a cubrirlas. Esto, que es una clave educativa imprescindible, en algunas ocasiones puede no ser tan fácil de llevar a cabo.

Pocos padres acuden a una escuela de padres para asesorarse y asegurarse de cuáles son las necesidades de sus hijos. Generalmente uno educa como sabe, como fue educado y siempre intentando mejorar o intentando hacerlo mejor bajo su criterio que en algunas ocasiones puede no ser el más adecuado. A veces en esta aventura de educar siempre surgen dudas. Uno debe intentar resolverlas con sus propias experiencias, con otras experiencias de amigos, con libros o incluso con el asesoramiento técnico de algún profesional experto.

Cuando un padre no entiende lo que le pasa a su hijo en un determinado momento o situación y esta preocupado por ello, basta que lo comente con otro padre que tuvo una experiencia similar para que el padre se relaje pensando que lo que le pasa a su hijo le pasa también a otros. Es importante que un padre esté relajado para educar a sus hijos y no trasmita ni inseguridad, ni ansiedad, ni ambivalencia.

El objetivo es enseñar al niño para su salud y felicidad, que se arme con una autoestima sólida que le sirva en su vida para desarrollar lo mejor de sí mismo y además estar satisfecho por ello. La autoestima no es algo innato. Un niño aprende a quererse a sí mismo y a valorarse en la medida en que los que le rodean y sobre todo a los que más aprecia (a los padres), le quieren y le valoran. Si un niño se valora y se quiere a sí mismo, se va sentir más seguro en el uso de sus recursos personales para solucionar los problemas. Y es así solucionando sus pequeños problemas cotidianos como va aprender a defenderse en la vida. Los padres no deben resolver los problemas que le pueden surgir a sus hijos, pueden asesoran y animarles para resolverlos, y sobre todo felicitarles cuando los resuelvan.

Todo lo que rodea a un niño es importante y le influye. Esto de enseñar a vivir a nuestros hijos, a veces se complica por nuestros propios problemas. Nuestros hijos, porque nos conocen más de lo que esperamos, saben si uno esta contento y relajado o si por el contrario está estresado y de mal humor. Es difícil pero necesario también enseñar a nuestros hijos a disfrutar y valorar cada momento y cada situación. La mejor manera es predicar con el ejemplo. Si unos hijos ven cómo sus padres disfrutan con él mientras le bañan, por ejemplo, seguramente disfrutará más del baño que si los padres están deseando que se termine el baño. Otra regla de oro es por lo tanto intentar disfrutar de cada actividad cotidiana que compartamos con nuestros hijos.

Estas pautas generales de educación deben incluir unos buenos canales de comunicación entre padres e hijos y es también función de los padres fomentar la comunicación con sus hijos desde incluso el nacimiento. El niño debe tener la certeza que siempre se le escucha y se le responde. Siempre hay que encontrar tiempo para escuchar a nuestros hijos. Los niños necesitan depositar en los adultos sus inquietudes, alegrías, sentimientos, necesidades, malestares, descubrimientos... para asegurarse, reforzarse, afianzarse, decidirse, desahogarse y aprender. 

La guinda entre estas pautas generales de educación para la felicidad, que va unida a todas las anteriores, es la trasmisión de los afectos. Los niños para ser felices necesitan sentirse queridos, protegidos, cuidados, achuchados. Los besos, mimos, abrazos y cariños nos ayudan a trasmitir los afectos. Todos nuestros cuidados y atenciones, incluyendo nuestros castigos y regaños, trasmiten a nuestros hijos la preocupación de unos padres que les quieren. Cuando un niño se siente carente de afectos es posible que haga unas demandas de atención con malos comportamientos para así, de cierta manera, asegurarse que sus padres, con sus castigos y regaños, se preocupan por él y le quieren.

No nos podemos olvidar de lo que a veces cuesta más en la educación de nuestros hijos. Se trata de los límites. Nuestros hijos deben tener unos límites claros y adecuados para cada edad. Esto tiene que ver con el autocontrol y la responsabilidad que vayan teniendo nuestros hijos. Ellos van a intentar convencernos de que les dejemos trasgredir los límites, más tiempo de tele, atrasar la hora de acostarse, etc. Y en muchas ocasiones los van a trasgredir y la respuesta debe ser clara.

Estos límites deben ser los mismos de ambos progenitores. Los límites son por su bien, y aunque a veces nos sintamos tentados por quitarlos por darles gusto, debemos ser conscientes de que son tan necesarios como el comer. En padres separados pasa con mucha frecuencia por el conflicto de lealtades que se produce, que la tentación de levantar los límites este más presente.

Una buena y adecuada cantidad de límites, mucho amor, tiempo y buena comunicación son los pilares para conseguir que nuestros hijos sean felices.


domingo, 3 de abril de 2016

LOS GRIFOS MÁGICOS

                                 LOS GRIFOS MÁGICOS



Soy de un muy lejos de aquí, en África. Tengo casi 11 años. Estaba tan entusiasmado con la idea de mi viaje a España que estuve en una nube los primeros días de mi llegada. Por fin estaba con mi madre y mis dos hermanos mayores. Les había extrañado mucho. Llevaba ya tres semanas y todavía no me lo podía creer.

Mi padre murió cuando yo tenía dos años y no me acuerdo de él. Mi madre vino hace tres años aquí a trabajar. Después vinieron mis hermanos y por fin he llegado yo. Sabía que aquí las cosas no iban a ser fáciles y tenía por delante que aprender un montón de cosas, pero llegar aquí era lo que más he deseado estos años. Estoy muy contento.

Mi nuevo hogar es muy pequeño pero me pareció un palacio a mi llegada. Mis hermanos y yo dormimos en una habitación aquí llamada salón, tumbados en unos asientos muy cómodos. Mi hermano mayor tiene un colchón que extiende por las noches entre el salón y el pasillo. Mi mama comparte una pequeña habitación con mi tía que viene solo por las noches a dormir.

Una puerta en el salón da a una pequeña cocina donde mi madre hace la comida y ahí mismo tenemos un grifo, un grifo por el que sale agua limpia para beber y lavar los platos. También hay una nevera, que aunque mi madre dice que está muy vieja, a mí me pareció magnifica tan grande y tan llena de cosas tan bonitas y ricas para comer. Aquí se come muchas veces al día no como en mi país que solo comemos una vez al día y siempre lo mismo.

El grifo se abre y cierra, el agua sale y sale y no se gasta. Siempre que me apetezca puedo llenar un vaso de rica y fresquita agua. Esta agua esta muy limpia. Recuerdo el primer día, bebí y bebí hasta que se hincho la tripa. Al principio creí que estos grifos eran mágicos. Mi hermano me explico que el agua llegaba a través de unos tubos directamente de los ríos y los pantanos. Estos además se van rellenando del agua de las lluvias y las nieves. Todavía no conozco la nieve, aunque me han hablado de ella y ya se que esta muy fría. Para mí, los grifos siguen siendo un poco mágicos.

Esta casa tiene también un pequeño cuarto de baño. En este también tenemos grifos. Esto sí que era nuevo para mi, ya no tendría que cargar con los pesados cubos de agua. Para asearme puedo abrir otro grifo lleno de agua, ahora calentita, que riega mi cuerpo como si fuera una lluvia. Lo que me da un poco de pena es toda el agua que se escapa finalmente por ese agujero del fondo. El primer día puse un tapón para guardar el agua para otras veces. Mi hermano me ha dicho que esta agua después de limpiarla vuelve al mar, también por unas cañerías.

He empezado mi nueva escuela y como todavía no hablo el idioma de aquí estoy en una clase especial. Somos tres chicos, de 14, 13 y yo de casi 11 años. Mis compañeros son también de otros países y no hablamos el mismo idioma. Tenemos una profesora muy amable que nos está ensañando muchas cosas. Estoy muy contento aunque todavía no tengo amigos.

La televisión de aquí es también muy diferente y me gusta mucho. Aunque todavía no entiendo muy bien lo que dicen, esta televisión tiene muchos canales y siempre encuentras un programa de niños o dibujos animados que aquí son muy divertidos. Si me canso puedo cambiar y cambiar de canal.

Aunque estoy feliz en mi nuevo hogar, a veces me pongo un poco triste, porque echo de menos algunas cosas de mi país, sobre todo a mi abuelita, mis tíos, mis primos y mis amigos. He decidido que voy a estudiar mucho para, cuando sea mayor, llevar estos tubos y grifos llenos de agua a mi país. Así todos podrán tener un rico y fresquito vaso de agua en cualquier momento.



viernes, 1 de abril de 2016

Planteamientos sobre algunas cuestiones sobre el autocontrol

ALGUNAS CUESTIONES MÁS SOBRE EL AUTOCONTROL



Algunos comentarios sobre el artículo del Autocontrol en las redes que me gustaría compartir:

        ¿Para que no nos sirve el autocontrol?
         Autocontrol en la adolescencia
   Dificultades de llegar al autocontrol en diferentes momentos de la vida

Como hemos visto ya el autocontrol es necesario y tiene muchas ventajas, mantener la calma, mejorar la forma de afrontar las dificultades, pensar mejor las situaciones, mejorar tus relaciones, controlar el estrés, mejorar la autoestima, etc.

El autocontrol supone el autoconocimiento y sobre todo el quererse a uno mismo. Es fácil dar rienda suelta a nuestros impulsos y en algunas ocasiones podemos hacerlo de forma positiva como recompensa a un autocontrol mayor.

El autocontrol no solo es necesario sino es la puerta de nuestra libertad y autoestima. No es fácil y en muchos casos es muy difícil.

Los niños aprenden a tener autocontrol como hemos visto, pero a la vez que se va aprendiendo deben ir aumentando su tolerancia a la frustración. En este punto es donde más dificultades nos encontramos en el aprendizaje. Cuando soy pequeño me como todo el puñado de chucherías, pero cuando el adulto le controla y no le deja tomar más que una, el chico se enfada. La primera vez tiene una rabieta, la segunda ya no se enfada tanto y poco a poco aumenta su tolerancia hasta ser el mismo el que se dosifica las chucherías.

Otro clásico es la típica paga del adolescente, que la recibe y se la gasta en los primeros días, no le dura lo pactado, una semana, un mes…Él se frustrara si se lo gasto de golpe, pero esto es parte de su aprendizaje de autocontrol y tolerancia a la frustración.

El autocontrol es el equilibrio, por eso es tan difícil y el ser mayor y tener bastante autocontrol no nos exime de perderlo en algunas situaciones. La típica escena de me dejo el novio y me pongo morada de comidas hipercalóricos. Ante una dura situación de estrés, bajamos el autocontrol. Lo que buscamos es el alivio inmediato, y así es pero solo de forma instantánea, enseguida esta bajada de autocontrol nos hace empeorar la situación y nos hace sentirnos peor. Precisamente si en los momentos más difíciles conseguimos mantener el autocontrol, precisamente esto es lo que nos puede hacer sentir mejor.


Puedes seguir haciendo tus comentarios en el propio blog para así compartillos con los demás y debatir estos temas de tanto interés.