martes, 19 de abril de 2016

¿Te cuesta dejar de fumar?

                    EL TABACO


Para dejar de fumar uno de los condicionantes fundamentales sería conseguir la plena concienciación de los efectos negativos que el tabaco tiene para nuestro cuerpo. Esto se ve dificultado claramente por tener el tabaco unos efectos nocivos mayoritariamente a largo plazo. Así, en muchos casos, es cuando el fumador se encuentra delante de la enfermedad provocada por el tabaco, cuando decide dejarlo realmente. 

Actualmente casi todos los fumadores saben que el fumar no es bueno para su salud, pero no es suficiente para que lo dejen. Llegar a concienciarse es necesario, sobre todo, para motivar a los fumadores a decidir dejar de fumar. Para esta concienciación, las campañas publicitarias antitabaco han resultado ser fundamentales y muy positivas, al tener por objeto informar y sensibilizar a los consumidores de tabaco de todos los efectos negativos que conlleva el fumar. En este sentido hay que tener en cuenta, que los grandes fumadores, tienen una falta de motivación para prestar atención voluntaria a la información sobre enfermedades relacionadas con el consumo de tabaco, generalmente como mecanismo de defensa para así no enfrentarse a su realidad. Por ello, las campañas publicitarias deben, y así lo hacen, utilizar todas las variables o determinantes que el mundo del marketing pone a su disposición para atraer la atención de los fumadores y hacerles así llegar la información. 

Las prohibiciones de fumar en los lugares públicos, tan criticadas por algunos fumadores, además de ser necesarias para respetar y garantizar los derechos de los no fumadores, ayudan a concienciar también a los fumadores de lo negativo que supone fumar, como conducta que no debe realizarse normativamente en lugares cerrados y/o públicos por efectos nocivos que para los fumadores pasivos tiene el tabaco.

Además de concienciarse de los malestares que produce el fumar uno tiene que “decidir” dejar de fumar y esto tan sencillo resulta difícil, ya que por lo general es una decisión que se suele aplazar en más de una ocasión. Es verdad que se debe elegir el mejor momento, aunque éste parece que nunca llega. Esta toma de decisión está muy unida también, no solo con el grado de concienciación que la persona tiene en referencia a los efectos del tabaco, sino con las dificultades que encuentran los fumadores para dejarlo.

El tabaco además de crear una dependencia física, una adicción real a las sustancias que contiene, produce a su vez una gran adicción psicológica. Ambas dependencias van muy unidas y así por ejemplo aunque el tabaco es una sustancia excitante produce en la persona que lo consume cierta relajación en un momento de tensión. Todos sabemos que, en general los fumadores, cuando se encuentran ante situaciones que les producen mayor tensión, fuman con más frecuencia para disminuir su tensión. Aunque físicamente los efectos del tabaco les producirían mayor tensión, el fumador consigue, por los efectos psicológicos, una cierta disminución de su tensión.

Por ello para dejar de fumar es importante, no solo disminuir la dependencia física que se hace actualmente, por ejemplo con los parches de nicotina, sino que además es importante disminuir también la dependencia psicológica. Así, por ejemplo, una manera habitual y tradicional de disminuir esta dependencia, se ha conseguido en muchos casos con el cambio que muchos fumadores hacen de sus cigarrillos fumados por la ingesta continuada de caramelos. De esta manera los fumadores cambian de alguna manera una dependencia por otra, sin que en muchos casos esta técnica sea eficaz.

Los psicólogos expertos en el tratamiento de la dependencia al tabaco tienen como objetivo de su intervención enseñar a los fumadores a vivir sin tabaco. Para ello, se evalúan las situaciones asociadas al deseo de fumar para poder extinguir, por medio de técnicas conductuales, estas respuestas de deseo. Están técnicas se adaptan a las necesidades y situaciones de cada fumador y, generalmente, se combinan con una tratamiento farmacológico para disminuir la dependencia física a las sustancias del tabaco y si fuera necesario, sobre todo al principio de la intervención, para contrarrestar los efectos de ansiedad que pudiera provocar en el fumador dejar de fumar.


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