Estas Escuelas de Padres, hoy bastante frecuentes en los colegios, centros municipales y distintas asociaciones, tienen por objeto ayudar a los padres de manera formativa en sus funciones parentales, se trata de apoyar a los padres para que puedan desarrollar adecuadamente sus funciones educativas y socializadoras, y superar situaciones especiales.
La necesidad de aprender a ser padres no es novedosa. Desde siempre se ha aprendido de las experiencias de otros padres, de los consejos de los abuelos e incluso de la consulta de algunos libros.
En España se creará la primera Escuela de Padres en 1928 por madame Vérine, con el objetivo de defender los valores familiares y con el lema de “unirse, instruirse y servir”.
Los beneficios de las Escuelas de Padres son incalculables y éstos revierten no solo en el bienestar y desarrollo de los hijos, sino en un alto grado de satisfacción de los propios padres: estos llegan a sentirse más seguros y poseer mayor confianza en relación a su rol parental. En general, mejora toda la vida familiar.
Las Escuelas de Padres suelen constar, generalmente, de varios módulos que responden a los aspectos centrales que fundamentan las teorías implícitas de las familias y sus implicaciones educativas como son: las pautas de crianza, la organización de las actividades cotidianas, el desarrollo de las habilidades sociales, etc. Cada modulo suele tener unos objetivos y una metodología de intervención claramente definida por algunas sesiones.
Estas escuelas propician espacios de reflexión sobre situaciones cotidianas y sobre criterios básicos del funcionamiento de la familia. En ellas se analizan las distintas etapas del ciclo vital de la familia y se favorece la comunicación en la misma y con el entorno comunitario. Se analizan, también, las características evolutivas y necesidades del niño y el adolescente. En estas Escuelas, los padres aprenden habilidades y fortalecen sus recursos para facilitar y favorecer el crecimiento integral de sus hijos y del grupo familiar.
Existen diferentes tipos de Escuelas de Padres dependiendo del tipo de familia a la que se dirigen. Así por ejemplo, existen las Escuelas de Padres dirigidas a los que van a ser padres, a las familias con hijos pequeños, con hijos adolescentes, o incluso dirigidas a familias que poseen unas características similares. Se trata que los objetivos educativos sean similares para todos los padres, para que vean reflejados sus intereses y se sientan entendidos por otras que poseen características afines.
Las Escuelas que han tenido mayor aceptación entre los padres han sido las referentes a familias con hijos más pequeños y a los que tienen hijos adolescentes. Para los padres, estos dos momentos son en los que aparecen mayores dudas en relación a la educación y en los que aparecen en los padres más inseguridades por la falta de apoyo en el desarrollo de los roles parentales. Los primeros años de vida son un periodo de especial sensibilidad para la reflexión sobre las propias creencias y practicas educativas. La adolescencia, por su parte, es un momento decisivo para la formación de actitudes, ideas y creencias.
La confusión sobre los valores que deben predominar en la educación, la falta de tiempo para compartir con los hijos, las interferencias de los medios de comunicación que se dan en ocasiones con lo que los padres desean trasmitir a sus hijos, las diferencias generacionales que existen diferenciadas cada vez más en las familias y los problemas de comunicación, son algunos factores que hacen cada vez más necesaria la Escuela de Padres y que motivan con la puesta en marcha cada vez más frecuente de este recurso en los propios centros educativos.
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