domingo, 26 de febrero de 2017

PAPEL DE LOS PADRES EN LA ESCUELA

EDUCACIÓN FAMILIAR/EDUCACIÓN ESCOLAR


Partiendo de que ambas educaciones deben ir de la mano y en la misma línea, es importante diferenciar en la educación de nuestros hijos cual debe ser el rol paterno en la educación escolar.

La mama contaba: mi hijo mayor había empezado el colegio. Estábamos muy contentos pues le había tocado una profesora joven con mucha ilusión y muy cariñosa y pensamos que para niños tan pequeños esto era una doble ventaja. Mi hijo, aunque le costó los primeros días adaptarse al colegio, iba feliz y hablaba con mucho cariño de su profesora. La primera tutoría fue un descubrimiento. La profesora nos contó cómo era mi hijo en la clase, resalto sus puntos fuertes y positivos y también no hablo de algún aspecto a mejorar, para que desde casa hiciéramos también hincapié en estos aspectos.

Nos sentimos muy a gusto en la tutoría y entendimos que esta persona que llevaba casi una hora hablando de nuestro hijo, no solo le conocía, sino que se pasaba casi más horas al día que nosotros con nuestro hijo con el objeto de enseñarle y educarle. Además lo hacía desde su saber como profesional de la educación y nos brindaba su apoyo en la educación de nuestro hijo, lo que nosotros estamos haciendo según nuestras propias experiencias y algún libro que hemos consultado.

De tal forma entendimos y valoramos su labor que al final de la tutoría le manifestamos nuestra gratitud por su labor. La respuesta de la profesora fue de sorpresa y perplejidad ante esta respuesta de gratitud, pues nuestra tutoría había sido de las últimas y era la primera vez que los padres agradecían su tarea. Las tutorías habían sido en su mayoría una recogida de diferentes y variadas quejas de los padres, que incluso en ocasiones le hacían responsable de las más absurdas cuestiones (mi hijo ha perdido los guantes, ha venido con un arañazo, se ha roto su portaminas, etc.)

Esta anécdota tan simbólica nos muestra como en muchas ocasiones la educación escolar y la educación familiar se encuentran en una competición sin sentido. Es justo, además lo que no debería ser.

Para ir de la mano, ambas partes deben conocer las dificultades actuales para la educación de los hijos tanto en la escuela como en la familia, y reconocer el esfuerzo y la labor de la otra parte para educar. El objetivo final de ambas partes es el mismo.

Esta forma de congeniar y de participar en la educación por la escuela y las familias esta avalado por diferentes estudios e investigaciones y existe una amplia evidencia empírica que indica que la participación de las familias en la escuela, además de constituir un derecho y un deber, aporta grandes beneficios, tanto a los estudiantes como a la escuela y a los propios padres.

Nuestros hijos ponen en práctica la educación recibida en su familia, en la escuela, con sus iguales y con sus profesores. Por tanto la información que recibimos de nuestro hijo por parte de la escuela es fundamental para no solo mantener el equilibrio en la educación de nuestros hijos si no para reforzarla.

De igual forma la educación que reciben en la escuela debe ser apoyada y reforzada en cas por parte de los padres.

En ocasiones los niños cuando se siente inseguros o cuando la escuela les pide un esfuerzo, pueden llegar a buscar cierta rivalidad demandando a sus padres su alianza en contra del colegio. A todos nos suenan las frases “mi profe me ha suspendido porque le caigo mal, me castigo porque me tiene manía, etc.”. No podemos caer en dar la razón a nuestros hijos en estas ocasiones. Por supuesto que hay escucharles y hablar de ello, pues es algo que les preocupa. Pero aún en el caso incluso de que en alguna ocasión los hijos puedan tener algo de razón, no debemos lidiar con el papel de la escuela.

Los padres  nunca deben rivalizar con la escuela que está formando a sus hijos, debe fortalecer una buena relación de alianza. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario