DEBERES EN VERANO
La mayoría de los profesores y educadores recomiendan a los padres que, una vez terminado el colegio, sus hijos realicen algunas tareas o deberes durante el verano. Estas van a depender en cada caso de las necesidades que tenga cada alumno.
En los casos en que no se superan
adecuadamente los objetivos de cada materia del curso escolar, estos deberes para el
verano tienen por objetivo aumentar los conocimientos específicos en la materia
que no se ha superado, para así comenzar el nuevo curso sin desventaja en la
misma. La realización de éstos es más entendible y por ello se motiva
fácilmente a los padres e hijos para el desempeño de los mismos.
Es diferente cuando los alumnos han superado, incluso
notablemente las materias. En estos casos también suelen recomendarse la
realización de tareas durante el verano. El objetivo entonces, no es tanto
ampliar conocimientos como afianzarlos y mantenerlos. A pesar de ser un buen
objetivo para realizarlos, tanto la motivación de los padres como la de los hijos
para la realización de deberes de verano en estos casos suele ser menor.
Esta baja motivación, además, se ve ampliada por la
presunción de “carga” que contienen estas tareas o deberes y disminuye así la
probabilidad de que se realicen. Ahora bien si analizamos algunos aspectos a
tener en cuenta, es seguro que podamos aumentar su propia motivación y con esta
la de sus hijos para la realización de los deberes.
Primero es obvio que tres meses de vacaciones son un
largo periodo de tiempo donde no solo se olvidan muchos objetivos alcanzados,
sino que estas rutinas de trabajo que se han adquirido durante el curso se
pierden. Estos objetivos alcanzados en el curso se volverán a superar
rápidamente dado que no es necesario volver aprenderlos sino simplemente recordarlos,
recuperar las rutinas requiere seguramente un mayor esfuerzo.
Por otro lado, los ejercicios y tareas aconsejadas para
el verano cuando se han alcanzado los objetivos del curso, son de repaso y no
requieren esfuerzo de aprendizaje nuevo. Esto quiere decir que nuestros hijos
las realizan exitosamente con facilidad y se sientan por ello satisfechos.
Además, es necesario para hacer estas tareas, si se realizan de manera
constante, un tiempo mínimo diario (en torno a una hora). En algún caso el
alumno deja para el final los deberes y se realizan con cierto pesar y agobio
en los últimos días del verano. Para conseguir la constancia y evitar el
trabajo en los últimos días, debe incluirse en la nueva rutina diaria del
verano la realización de las tareas, para que así, también, nuestros hijos
mantengan las rutinas de trabajo adquiridas durante el curso escolar.
Las editoriales escolares han sacado una gran gama de
cuadernos y libros de deberes para el verano. Lo que para algunos puede
valorarse como un negocio, aumentando así las resistencias a realizar los
deberes, otros podemos valorarlo positivamente, como de gran ayuda para
nuestros hijos. Generalmente los colegios recomiendan el libro de vacaciones de
la misma editorial con la que se ha trabajado durante el curso y así no solo se
repasan las materias ya aprendidas, sino que además las actividades y tareas
son conocidas por los alumnos, incluso los personajes y la estructura de los
temas.
Los padres, por lo general, disponemos de más tiempo
durante el verano y podemos aprovechar para compartir con nuestros hijos este
rato donde realizan sus deberes escolares, porque con ello se sentirán muy
reforzados y motivados para su realización. Nuestro objetivo es intentar que en
este rato de trabajo nuestros hijos se sientan bien, animados y apoyados y sea un ratito agradable.
Cierto es que el verano es para descansar del curso, para
divertirse, para disfrutar del buen tiempo, pero no debemos olvidar que para
nuestros hijos las vacaciones son muy largas y sin olvidarnos del ocio y el descanso,
en las vacaciones este pequeño esfuerzo
diario es seguro les compensará notablemente en el comienzo del próximo curso.
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