HERMANO BUENO/HERMANO MALO
Todos hemos
escuchado alguna vez la historia del hermano bueno y el hermano malo dentro de
una misma familia. Los distintos estudios que versan sobre las diferencias
entre hermanos que comparten un ambiente similar y comparten también la mayor parte
de la herencia genética, aluden a que las diferencias que se encuentran tanto
en inteligencia como en personalidad se deben a la interacción de varios
factores.
Existe
un ambiente personal no compartido en cada uno de los hermanos que es diferente.
La experiencia nos muestra como en muchas de estas familias el ambiente
compartido no es tan similar para los dos hermanos; y es que no fueron los dos
hijos igual de deseados por los padres, ni éstos tenían la misma experiencia al
nacer cada uno de sus hijos, ni esperaban lo mismo de cada uno, ni el lugar que
ocupa cada uno es igual, etc. El ambiente personal es un factor determinante
con bastante peso. En clínica, por ejemplo, nos encontramos familias que
mantienen su equilibrio y unión gracias al desequilibrio, patología o problemas
de conductas de alguno de sus hijos. La familia y muchas veces la pareja de padres
hace o aumenta sus alianzas para poder soportar lo que les ha tocado con ese
hijo.
Si
les preguntamos a mayoría de los padres, responderían que la educación y el
trato que han dado a cada uno de sus hijos ha sido el mismo. Este sin duda es
el objetivo que todos tenemos, pero es inevitable hacer diferencias, incluso
con hijos que nacen en un mismo momento. Esto sin duda no llega a ser tan
diferenciador entre hermanos, si no que va marcando, junto con otros factores,
las diferentes personalidades.
Otro
factor importante es la propia dotación genética que no comparten los hermanos
en su totalidad. En este sentido las investigaciones de la Genética de Conducta
nos muestran, por ejemplo, que en la inteligencia el peso de la herencia es
mayor que el de la personalidad. Pero entre el ambiente y la herencia lo que
más peso tiene es la interacción entre ambos factores.
Un
factor de vital importancia en la adolescencia, es el ambiente Extrafamiliar.
La importancia y sentido de pertenencia de la familia que tenemos en la
infancia pasa a segundo plano en la adolescencia, quedando en primer lugar el
peso de las relaciones con los iguales. Los amigos son casi lo más importante,
ellos les entienden, tienen problemas parecidos, les apetece hacer cosas
similares. Tienen tal poder de simbiosis que, en estas edades, las pandillas, los
grupos, las bandas, etc., para poder identificarse como tal, marcan a sus
miembros una forma de vestir similar, unos gustos parecidos en música, lectura,
política, piensan casi de igual forma, tienen los mismos intereses. Entre unos
y otros se dejan llevar. Todo esto les da el sentido de pertenencia a un grupo,
tan necesario e importante en estas edades donde se debe adquirir la propia
identidad de cada uno.
En
estas edades, por tanto, se cumple el dicho, “dime con quién andas que te diré
quién eres”. Cuando más vulnerable es el joven y menor es el sentido de pertenencia
a su grupo familiar, más necesidad se tiene de pertenecer y hacerse valer en un
grupo de iguales. Este tiene un poder sobre el chico que puede hacerle cambiar
de gustos, aficiones y formas de actuar.
En
ocasiones, es el propio rechazo del grupo a un chico el que motiva que este
tenga conductas llamativas y diferentes, para poder participar en el grupo, aunque
sea de esta forma. Esto se ve muy bien en el aula en torno al chico que
finalmente es apodado, por ejemplo, del “tonto” y que actúa de esta forma para
captar la atención de su grupo
No hay comentarios:
Publicar un comentario