martes, 6 de septiembre de 2016

Ir al cole por primera vez

                COMIENZA EL COLEGIO


Un año mas se repiten las mismas escenas en los colegios con los más pequeños que comienzan el preescolar. Se agarran fuertemente a sus madres o padres, lloran, gritan y patalean. Otros niños son contagiados en esta angustia o temor de sus compañeros sumándose al concierto matutino de lágrimas y desconsuelo. También repiten escenas algunos veteranos en el colegio, sin duda el verano les hizo olvidar por completo la rutina del año pasado.

El miedo es natural e incluso es una prueba de inteligencia, ya que tiene una función protectora y positiva ante la presencia de un peligro. Los miedos más comunes a estas edades son el miedo a la oscuridad, a los animales, a las infecciones, a los ruidos fuertes, a la bruja, el coco, los monstruos... muchos de estos están claramente motivados y mantenidos por los adultos. Lo novedoso, los estraño, lo incierto, lo imprevisible provoca un miedo potencial. Todos estos miedos, en muchas ocasiones son agrandados por el pensamiento mágico y la imaginación que se desarrolla en esta edad.

Junto a este miedo evolutivo a lo novedoso confluyen, en el niño, el miedo a la separación de las personas que le dan seguridad, la actitud de los padres ante la separación y la de los propios profesores y demás niños. Tarde o temprano el niño termina por adaptarse gracias a la rutina escolar, que termina con lo novedoso de la situación para el niño y tranquiliza en las expectativas de este. (“Mi mama siempre viene a buscarme después de la siesta”).

Los papas pueden ir preparando al niño unas semanas antes de iniciar el colegio, pueden explicar como van aprender en el colegio, las actividades y juegos que allí se le van a enseñar, todos los amigos que van hacer. Si es posible se puede visitar la escuela, las aulas, el comedor, los pasillos, el patio, los columpios y conocer a los profesores y cuidadores, para que de esta forma se disminuya lo novedoso de la situación. 

A medida que se acerca el día es normal que el niño este más inquieto e intranquilo. Es bueno para él que sus papas puedan tranquilizarle diciéndole que es normal que este más nervioso al principio, como ellos también lo estaban, y como después van a encontrarse mucho mejor.

No es estraño ver algún papa o mama que después de dejar a su hijo los primeros días, salgan angustiados e incluso con lágrimas en los ojos. Es difícil, pero es importante que esta angustia no sea trasmitida a los hijos. Debemos despedirnos trasmitiendo seguridad y tranquilidad, dando una información objetiva y bien administrada. No se deben prolongar las despedidas ni tampoco hay que salir corriendo.

La escena de los llantos no solo se produce el primer día. La adaptación al colegio conlleva algún tiempo que no se puede determinar con exactitud, depende en cualquier caso de cada niño, de la actitud de los padres y del colegio, y de, en general, todo lo que rodea al niño.

Para ayudar al niño los padres deben hablar con él de lo realizado en la escuela, los papas pueden contarle sus propias y buenas experiencias. Resulta eficaz contar un cuento donde los niños puedan ver proyectados todos sus miedos, como decía en el artículo anterior. El cuento siempre debe tener un final feliz para que de esta forma el niño libere todo su miedo. 

El diálogo con los profesionales que trabajan con nuestros hijos debe ser continuo y debemos dejarnos asesorar por ellos, ya que van a ser estos quienes mejor nos informen de la adaptación de nuestros hijos en el colegio. Ellos deben conocer también cual es la actitud de los niños en su casa con respecto al colegio. Estos canales de comunicación y una actitud similar de padres y profesionales ayuda a la adaptación de nuestros hijos. En algunos colegios hacen ya una adaptación progresiva en el tiempo para que los más pequeños se vayan adaptando. 







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