martes, 8 de marzo de 2016

TRASMITIR EL PLACER DE LA LECTURA

                                                                          IMPRESCINDIBLE PARA LOS HIJOS

En torno a los 6 años, los niños aprenden a leer en la escuela. Al principio la lectura se realiza muy despacio y casi sin poder llegar a dar sentido a la misma. A medida que se afianza en el aprendizaje, la lectura pasa a ser un acto natural del niño que le permitirá ir asimilando los contenidos de una forma educativa y también lúdica.

En la escuela además se fomenta la lectura, pero la costumbre de leer con frecuencia se adquiere básicamente por imitación que  no solo se produce en el colegio. Si un niño ve en su casa, a sus padres, a sus hermanos leer y disfrutar de la lectura, se animara y motivara. Compartir momentos de lectura en familia es una práctica muy recomendable que anima a los más pequeños. Por ello, los padres no podemos delegar totalmente en la escuela esta función. Es evidente que es en la escuela donde nuestros hijos aprenden la técnica para leer, pero también en casa nuestros hijos se van a sentir más o menos reforzados en sus adquisiciones y se van a motivar o no para la lectura. Tanto los maestros como los padres son un modelo a seguir, un referente fundamental para los aprendizajes de los niños. Para toda la educación y concretamente para la adquisición de la lectura, es fundamental la comunicación entre los maestros y los padres, que exista una buena colaboración entre las dos partes y una misma línea de actuaciones en la educación de nuestros hijos.

Cuando los niños todavía no saben leer, una práctica muy positiva para iniciarles es leerles cuentos. El niño aprende a disfrutar con esta lectura compartida, y poco a poco se puede ir fomentando su participación con la interpretación y comentarios sobre el cuento hasta llegar a su lectura parcial o total.

Cuando los niños por fin aprenden a leer y se sienten satisfechos por el aprendizaje realizado es importante escucharles en sus lecturas y reforzarles en sus pequeños progresos. Para facilitar este proceso hay que fomentar su autoconfianza y su autonomía. Todos sabemos que es más fácil leer mentalmente que en voz alta. Pero la lectura en voz alta, que requiere mayor esfuerzo por nuestra parte, es la que más ayuda en el entrenamiento para adquirir una buena lectura.

Al comienzo de este aprendizaje es bueno que los niños puedan apoyarse en los dibujos e ilustraciones de los libros, para así llegar a entender lo que se está leyendo. Para esto, es preciso ir seleccionando los libros de lectura de nuestros hijos según sus necesidades y gustos. Para adquirir cierta soltura en la lectura los niños requieren entrenamiento y para ello necesitan estar motivados. Es seguro que les pueden ayudar  las historias sencillas y divertidas, con dibujos e incluso viñetas que les permiten seguir la historia del relato con cierta facilidad.

La lectura esta en la base de muchos aprendizajes y es por ello que es muy importante que un niño llegue a tener una buena lectura comprensiva. Para posteriores estudios se requiere un buen nivel de lectura. Además es importante para conseguir una buena lectura, que los niños sean capaces de disfrutar con la misma y se introduzcan en la lectura para su deleite.

Una de las características de los niños en estas edades (entre 6-8 años) que nos puede ayudar a motivarles a disfrutar con la lectura es su gran curiosidad por las cosas. El niño se va dando cuenta que con su lectura gana en autonomía para conocer el porqué de muchas cosas sin tener que recurrir a los mayores. Puede descubrirlo leyendo libros. Así, por ejemplo, el niño que le guste mucho los coches le gustará leer cosas sobre coches. El que le gusta el fútbol también puede leer cosas sobre este deporte. Hay pues, que aprovechar esta gran curiosidad intelectual de los niños para motivar no solo el aprendizaje en general, sino también, el amor por la lectura y por todo lo que esta nos puede aportar.

Así, leer y disfrutar de la lectura con frecuencia, compartir la lectura con nuestros hijos, seleccionar libros que les sean interesantes y con las características adecuadas (dibujos, ilustraciones), visitar y participar de las actividades de las bibliotecas con nuestros hijos, son algunas de las actividades que seguro no solo animara a nuestros hijos y les motivara para la lectura, sino que además posiblemente nos animara a nosotros mismos para disfrutar más con la lectura e incluso más con nuestros hijos.


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