En torno a los 6 años, los niños
aprenden a leer en la escuela. Al principio la lectura se realiza muy despacio
y casi sin poder llegar a dar sentido a la misma. A medida que se afianza en el
aprendizaje, la lectura pasa a ser un acto natural del niño que le permitirá ir
asimilando los contenidos de una forma educativa y también lúdica.
En la escuela además se fomenta la lectura, pero la
costumbre de leer con frecuencia se adquiere básicamente por imitación que no solo se produce en el colegio. Si un niño
ve en su casa, a sus padres, a sus hermanos leer y disfrutar de la lectura, se
animara y motivara. Compartir momentos
de lectura en familia es una práctica muy recomendable que anima a los más
pequeños. Por ello, los padres no podemos delegar totalmente en la escuela esta
función. Es evidente que es en la escuela donde nuestros hijos aprenden la
técnica para leer, pero también en casa nuestros hijos se van a sentir más o
menos reforzados en sus adquisiciones y se van a motivar o no para la lectura.
Tanto los maestros como los padres son un modelo a seguir, un referente
fundamental para los aprendizajes de los niños. Para toda la educación y
concretamente para la adquisición de la lectura, es fundamental la comunicación
entre los maestros y los padres, que exista una buena colaboración entre las
dos partes y una misma línea de actuaciones en la educación de nuestros hijos.
Cuando los
niños todavía no saben leer, una práctica muy positiva para iniciarles es leerles cuentos. El niño aprende a disfrutar con esta lectura
compartida, y poco a poco se puede ir fomentando su participación con la
interpretación y comentarios sobre el cuento hasta llegar a su lectura parcial
o total.
Cuando los
niños por fin aprenden a leer y se sienten satisfechos por el aprendizaje
realizado es importante escucharles en
sus lecturas y reforzarles en sus pequeños progresos. Para facilitar este
proceso hay que fomentar su autoconfianza y su autonomía. Todos sabemos que es
más fácil leer mentalmente que en voz alta. Pero la lectura en voz alta, que
requiere mayor esfuerzo por nuestra parte, es la que más ayuda en el
entrenamiento para adquirir una buena lectura.
Al comienzo de
este aprendizaje es bueno que los niños puedan apoyarse en los dibujos e ilustraciones de los libros, para así
llegar a entender lo que se está leyendo. Para esto, es preciso ir
seleccionando los libros de lectura de nuestros hijos según sus necesidades y
gustos. Para adquirir cierta soltura en la lectura los niños requieren
entrenamiento y para ello necesitan estar motivados. Es seguro que les pueden
ayudar las historias sencillas y
divertidas, con dibujos e incluso viñetas que les permiten seguir la historia
del relato con cierta facilidad.
La lectura esta
en la base de muchos aprendizajes y es por ello que es muy importante que un
niño llegue a tener una buena lectura comprensiva. Para posteriores estudios se
requiere un buen nivel de lectura. Además es importante para conseguir una
buena lectura, que los niños sean capaces de disfrutar con la misma y se
introduzcan en la lectura para su deleite.
Una de las
características de los niños en estas edades (entre 6-8 años) que nos puede
ayudar a motivarles a disfrutar con la lectura es su gran curiosidad por las cosas. El niño se va dando cuenta que con
su lectura gana en autonomía para conocer el porqué de muchas cosas sin tener
que recurrir a los mayores. Puede descubrirlo leyendo libros. Así, por ejemplo,
el niño que le guste mucho los coches le gustará leer cosas sobre coches. El
que le gusta el fútbol también puede leer cosas sobre este deporte. Hay pues,
que aprovechar esta gran curiosidad intelectual de los niños para motivar no
solo el aprendizaje en general, sino también, el amor por la lectura y por todo
lo que esta nos puede aportar.
Así, leer y disfrutar de la lectura con frecuencia,
compartir la lectura con nuestros hijos, seleccionar libros que les sean interesantes
y con las características adecuadas (dibujos, ilustraciones), visitar y
participar de las actividades de las bibliotecas con nuestros hijos, son
algunas de las actividades que seguro no solo animara a nuestros hijos y les
motivara para la lectura, sino que además posiblemente nos animara a nosotros
mismos para disfrutar más con la lectura e incluso más con nuestros hijos.
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