sábado, 28 de mayo de 2016

Nuevos modelos de familias...

LA FAMILIA RECONSTITUIDA


Este tipo de familias han comenzado a frecuentar las estadísticas. En nuestro país son un fenómeno reciente y relativamente infrecuente comparado con otros países, sobre todo en relación a las familias reconstituidas que provienen de un divorcio o separación anterior.

La familia reconstituida se define como una familia formada por una pareja adulta en la que al menos uno de los cónyuges tiene un hijo de una relación anterior. Esta definición descarta incluir dentro de estas familias a las parejas sin hijos que se vuelven a casar y también modelos familiares en los que pueda haber hijos de varias relaciones, si no hay también dos adultos. 

La familia reconstituida más antigua, la de toda la vida, es la que proviene de la muerte de uno de los progenitores. El padre o la madre viudo o viuda se vuelven a emparejar y aparecen las figuras de los padrastros y madrastras, figura que todos conocemos a través de los cuentos tradicionales.

Estas familias pueden originarse también de un divorcio donde al menos un miembro de la nueva pareja o ambos tengan hijos previos. En estos casos y tras la separación o el divorcio las familias dan un paso más allá en su evolución: los progenitores vuelven a emparejarse, iniciando una nueva convivencia, con o sin vínculo matrimonial.

Una prioridad básica de la adaptación de estas familias es la construcción de una sólida relación de pareja, un vínculo fuerte y estable entre sus miembros es una fuente de apoyo imprescindible para poder afrontar los problemas que inevitablemente surgen en el periodo de integración de la nueva familia. Para los niños, esta relación tiene unas ventajas indudables, porque les da seguridad, reduce su ansiedad acerca de una nueva ruptura, crea una buena atmósfera para el establecimiento de relaciones estrechas con la nueva pareja de su progenitor y, además, les proporciona un modelo feliz de pareja.

En cuanto a las relaciones entre los niños y la nueva pareja de su padre o su madre, es uno de los aspectos más singulares y cruciales para el buen desenvolvimiento de estas familias. El rol de la nueva pareja del progenitor no se alcanza automáticamente, sino que necesita un tiempo para su encajamiento. La secuencia ideal pasa por ser inicialmente una persona adulta amiga y cariñosa, que está involucrada en la vida de los niños y apoya la labor del progenitor, pero no asume el ejercicio de la autoridad. En la medida que aquellos lo van aceptando en su vida, se va abriendo un nuevo hueco para la intimidad y el contacto estrecho en estas relaciones, que podrá irse definiendo de un modo más cercano al paterno o materno-filial, o más bien como un confidente, un amigo, un apoyo en el que se puede confiar y con el que se pueden compartir preocupaciones, libre a su vez, de la responsabilidad de la paternidad o maternidad.

La edad de los niños será para este proceso una variable relevante: así, cuanto más pequeños son más probable es que se defina su relación como un rol paterno-materno. Según avance en edad mayor será la tendencia a ese otro polo de confidialidad y amistad. Además, el inicio de la adolescencia parece ser la peor edad para ajustarse al nuevo emparejamiento del padre o madre biológicos, probablemente porque a las tensiones ligadas a la pubertad y las demandas de mayor autonomía se unen a las propias de la transición familiar y la aceptación de una nueva figura adulta en su vida.

Otro factor importante para la adaptación de estas familias es la relación entre el padre o madre biológica y sus hijos. Esta debe ser estrecha y especial y con tiempo propio y exclusivo. Este tipo de relación beneficia a los hijos para que no puedan sentirse desplazados por la nueva relación de pareja del padre o madre y también para evitar la rivalidad que puede darse por la existencia de otros niños en el hogar, particularmente si son también hijos biológicos del progenitor.

Añadiría también el papel que puede realizar en este proceso de adaptación el progenitor que no convive en esta nueva familia. Si este colabora, acepta y permite a sus hijos con su actitud el desarrollo de esta familia, va a favorecer y garantizar que ellos no tengan dificultades y problemas de lealtades. Así, el progenitor permite que sus hijos puedan disfrutar de su nueva familia y pueden sentirse bien y no considerarse culpables por ello. La clave está en funcionar como dos hogares independientes, pero conectados de forma armónica a propósito de los hijos comunes.





jueves, 26 de mayo de 2016

Adopción


 ADOPCIÓN ¿UN DERECHO DE QUIÉN?  
           
Es importante tener claro que la adopción no es un derecho de los adultos, como todavía mucha gente cree y así divulga, sino que es un derecho de los menores, son ellos los que tienen el derecho a ser adoptados. Por ello para valorar la posible adopción de un menor se debe tener en cuenta, como dice la legislación, el interés supremo del menor y no el del adulto.

En los últimos años se han producido distintas modificaciones en el concepto, la estructura y funcionamiento de la familia, derivadas por una serie de cambios sociales como la incorporación de la mujer al mundo laboral, la posibilidad para muchos de decidir el número y momento de ser padres con los métodos anticonceptivos, la posibilidad de legitimar la ruptura de la pareja, el aumento de familias reconstituidas, etc.

También, con el tiempo, la valoración social de la homosexualidad se ha modificado. No hace muchos años se llegó a considerar incluso como un delito y/o perversión. Así por ejemplo en 1987 la Organización Mundial de la Salud consideraba la homosexualidad como un trastorno mental, y actualmente, esta misma organización la considera una forma diferenciada y libre de expresar la orientación sexual.

Todos estos cambios socio-culturales han necesitado su tiempo y aún están en proceso de asimilación y constantes modificaciones. Así, por ejemplo, se paso de ver mal y no apoyar a una madre soltera, a verlo de la manera natural. Todos estos cambios requieren también de estudios e investigaciones que ayudan y afiancen los propios cambios.

El tema, tan divulgado actualmente, sobre la adopción de los homosexuales es el comienzo actual de nuevos cambios. Para poder hablar sobre ello es necesario conocer los distintos estudios llevados a cabo en los últimos años por la Asociación Americana de Psiquiatría, por la Universidad de Burdeos (Francia) y en España por la Universidad de Sevilla conjuntamente con el Colegio Oficial de Psicólogos de Madrid y la Oficina del Defensor del Menor.

Los resultados entre todos estos estudios coinciden entre sí en que el desarrollo psicosocial de los menores adoptados y criados en familias homoparentales adquieren niveles cognitivos, de habilidades y competencias sociales, de relación con otros menores y personas adultas y de identidad sexual que son totalmente equiparables con los menores que se educan y desarrollan en familias heterosexuales convencionales.

Otro aspecto que recogen algunos de estos estudios es que en estas familias la probabilidad de que los menores adoptados sean adultos homosexuales es la misma que la de los niños criados en familias de padres heterosexuales.

Cuando los profesionales de las distintas Comunidades Autónomas estiman la idoneidad de los adultos para llevar a cabo la adopción, valoran las características de los mismos que garantizan el adecuado desarrollo del menor adoptar. Se evalúa la salud de las personas, sus capacidades y habilidades, la estabilidad económica, el entorno social, la formación y conocimiento sobre la adopción, etc. Se estima conjuntamente también como interactúan estas variables entre sí para garantizar un éxito en la adopción. En ningún caso se evalúa la orientación sexual de los futuros papas.

Seguramente las dificultades que se puedan encontrar estos menores adoptados por homosexuales, que han sido valorados idóneos por la administración competente, tienen que ver más que otras características de sus padres y con la interacción que tienen con el entorno social. Lo social se encuentra en un proceso de aceptación y asimilación de los nuevos cambios. Es por ello necesario, que se acompañe a este proyecto de cambio, de una buena divulgación de los estudios e investigaciones científicos sobre el tema y, en ningún caso olvidar, que se debe velar siempre por el interés supremo del menor.

domingo, 22 de mayo de 2016

Nadando con los más peques...

APRENDER A NADAR

Desde el principio el agua supone un medio natural para los bebes, ya que han pasado sumergidos en liquido amniótico durante nueve meses y por ello nacen con una serie de reflejos relacionados con el nado. Generalmente al baño es una fuente de sensaciones placenteras para los niños. Desde muy pequeños están en contacto con el agua en la bañera, donde la temperatura del agua es agradable y uno se siente seguro y protegido. El niño en el baño ya aprende a chapotear y a disfrutar del contacto en el agua.

Es razonable pensar que todos los padres desean que sus hijos aprendan a nadar cuanto antes para estar más tranquilos a la hora del baño, y es bueno y aconsejable que los niños acudan a escuelas y piscinas donde profesionales les enseñan a nadar. En estas escuelas no solo tienen el objetivo de que los niños aprendan a nadar, sino que los niños se inicien en este deporte de la natación con todas las ventajas que ello supone para su desarrollo físico. Todo esto si se realiza respetando los tiempos de cada niño, es una buena estimulación para el aprendizaje. Más o menos al año, un niño puede usar los manguitos, alrededor de los tres está preparado para aprender a nadar y sumergirse y a los cinco tendrá coordinación suficiente para nadar incluso con estilo. Estos tramos son solo orientativos, ya que cada niño tiene su propio desarrollo.

Si tu hijo tiene seis años y anda todavía con manguitos sin querer sumergirse, no te agobies ni le agobies. Cada niño necesita un tiempo para tener confianza en el agua y es muy importante que no les metamos prisas por aprender, seguramente tu hijo, en otras facetas tiene mayor facilidad de aprendizaje. Lo mejor es intentar ayudarle aprender con paciencia.

Es importante estimular y enseñar a nadar, por tanto sin prisas. El niño antes de soltarse necesita ir probando paso a paso para sentirse seguro y así poder ir soltándose en el agua. Es muy aconsejable al principio, para crear seguridad en los niños, que utilicen manguitos, burbujas de corcho, flotadores... Estos les ayuda a mantenerse a flote y con ello a quitarles el miedo a hundirse. De esta forman aprenden a sentirse seguros en el agua. Me atrevería a recomendar sobre todo aquellos que al principio den más seguridad a los niños y cuando ya hayan adquirido ésta, los que les dejen más libres los bracitos para así poder aprender como moverse en el agua para nadar.

Cuando un niño esta aprendiendo y acude a una piscina distinta es normal encontrar un pequeño retroceso en su aprendizaje que desaparecerá espontáneamente cuando se sienta seguro en la nueva piscina. No debemos presionar a los niños, sino dejarles que conozcan y tomen confianza en el nuevo lugar. Algo similar ocurre al principio de verano que no llegan a soltarse al principio y eso que el verano anterior no tenían ningún temor a sumergiese y nadar. Necesitan un tiempo para afianzar su seguridad y aprendizaje, y enseguida voverán a zambullirse felizmente.

Resulta estimulante también para los niños reforzar con el elogio cada avance en el aprendizaje del nadar. De esta forma el niño avanzará en su aprendizaje de manera progresiva.

Cuando un niño tiene una mala experiencia en el agua o simplemente es más temeroso y no llega a sentirse seguro hay que ayudarles a superar este miedo. Para ello hay que hacer muy gratificante lo que rodea el baño con barquitos, flotadores. Báñate con él para darle seguridad, si te agarra fuerte no le sueltes, deja que poco a poco se sienta seguro, juega a chapotear en el agua con él. Hay que sacarles antes de que nos lo pidan, para que no sientan frío, cansancio, para animarles a que en un ratito puedan repetir. Generalmente es fácil combatir el miedo que pueden llegar a tener los niños en el agua y aprendan y sientan todas las ventajas de disfrutar de un buen baño en la piscina o en el mar.

No hay una edad, ni un momento en que la mirada del adulto deba desaparecer del baño de los niños. Aunque nuestro hijo haya aprendido a nadar y se sienta seguro hasta que no sea lo suficientemente maduro hay que tener la mirada constante en el baño de nuestros hijos para evita incluso un pequeño corte de digestión. Podemos aprovechar los padres y disfrutar con nuestros hijos del bienestar de un buen baño y hacer de este una actividad compartida en familia.


jueves, 19 de mayo de 2016

¿Tengo fobia?

                   FOBIAS
          
Las fobias se definen como un miedo irracional, desproporcionado, persistente, de gran intensidad, que una persona experimenta ante un determinado objeto, situación o persona. El miedo que produce la fobia se desencadena siempre ante este estímulo específico que la provoca. La persona es consciente de que el miedo que siente es absurdo y desproporcionado ante el estímulo, pero aún así se siente incapaz de superarlo.

La respuesta de ansiedad que provoca la fobia es la que motiva que la persona se intente proteger y procure evitar el ponerse en contacto con el estimulo fóbico o huir del mismo. Las fobias se caracterizan además por adquirirse rápidamente y por ser muy resistentes a su extinción o eliminación. A pesar de ello existen técnicas de tratamiento muy eficaces para su abordaje.

Las fobias no sólo aparecen en enfermos psiquiátricos, aparecen en personas muy normales carentes de cualquier patología. Son frecuentes durante la niñez los miedos a la oscuridad, miedo a la soledad, a los perros. Estos miedos evolutivos se pueden llegar a mantenerse durante la vida adulta, si así lo provoca una situación patógena que enquista los miedos para convertirlos en fobias. Estas también se pueden producir por la asociación que una persona hace entre un estimulo determinado y un hecho traumático, quedando el hecho traumático en el olvido y provocando el miedo o ansiedad ante dicho hecho o el estimulo asociado, que igual no guarda casi relación con el hecho traumático.

La riqueza y variedad de las fobias está en relación con todas las posibilidades en donde el ser humano puede vivir o desarrollarse. Dentro de la gran variedad de fobias que tenemos, las más frecuentes son: fobia a la muerte (tanato-fobia), al dolor, a la soledad, a las serpientes, a los ratones, a los lagartos y/o los reptiles, fobia a la oscuridad, la noche y a las enfermedades.

Otras fobias, también muy habituales, se producen tras un hecho o experiencia traumática como por ejemplo: fobia a viajar en avión o fobia a los exámenes. Algunas están relacionadas con la expectación y son: la fobia a los exámenes, a dar clase, a hablar en público. Se puede tener fobia ante determinados objetos: fobia a los cuchillos, a la sangre, a los alfileres, a los venenos. Otras hacen referencia a lugares como: fobia a los sitios con mucha gente, a los espacios abiertos (agora-fobia), a los espacios cerrados (claustrofobia) y a las multitudes. Se puede encontrar fobias a enfermedades, a las amenazas externas como el frío, la tormenta y fobias a amenazas internas como el miedo a volverse loco. Por ultimo tenemos fobias a animales, como hemos visto, y también a personas como los médicos, dentistas, extranjeros, inspectores de hacienda y la suegra.

El miedo, a diferencia de las fobias es un temor proporcionado y comprensible el cual puede ser controlado por la persona y se pueden superar con voluntad y esfuerzo personal. Las fobias como ya sabemos son desproporcionadas e irracionales y la persona tiende a escapar o huir del estimulo fóbico. Para superar una fobia, en la mayoría de los casos, es necesario un tratamiento psicológico. En la fobia, la persona que la padece debe enfrentarse a ésta, pero para poder superar la fobia será necesario poner en marcha unas estrategias terapéuticas.

Si una persona se enfrenta a una situación fóbica, como puede ser una situación de examen o montar en avión, sin haber realizado el tratamiento adecuado para dicho enfrentamiento, con cierta seguridad puede provocar y padecer un ataque de pánico y de ansiedad.

Para que una fobia pueda ser considerada como objeto de diagnóstico y tratamiento psicológicos, el miedo debe ser reconocido por la propia persona como excesivo e irracional y, además, la conducta de evitación ha de implicar o producir algún grado de incapacidad, dificultad y/o malestar. Así pues, el diagnóstico será idóneo si existe este comportamiento de evitación, miedo o ansiedad de anticipación en relación con el estímulo y el mismo interfiere de manera significativa con las actividades cotidianas del individuo, con sus relaciones laborales o sociales, o si la existencia de la fobia provoca un malestar evidente. Sin lugar a dudas, el objetivo del abordaje terapéutico es ayudar y enseñar al paciente a que se aproxime al estimulo fóbico de manera gradual, de tal forma que pueda ir aprendiendo a tolerar la ansiedad que le produce la cercanía a ese estimulo fóbico y extinguir así la fobia.

domingo, 15 de mayo de 2016

Vemos la Tele con los más pequeños???

        VER JUNTOS LA TELEVISIÓN


Desde distintos ámbitos y diferentes investigaciones se ha criticado el uso excesivo e indiferenciado de este medio de comunicación: la televisión. Tiene un poderoso poder de atracción tanto para los más pequeños como para los adultos. Se trata de un medio inmerso en nuestra vida cotidiana, por lo que es importante resaltar las maneras más positivas para su uso adecuado.

Este medio de la televisión puede ser incluso educativo para toda la familia, pero para ello es necesario sacar la lupa y seleccionar con cierto esmero la programación adecuada. Hoy en día disfrutamos de una amplia gama de canales y programaciones, que sin duda nos ofrecen distintas y muy variadas posibilidades para nuestra elección.

Una de las posibilidades más ricas y positivas que podemos aprovechar de la televisión, es la gran oportunidad de interacción que nos brinda si llegamos a ver la televisión en familia con una programación adecuada. Permite a la familia mediar ante los medios, es decir, conseguir efectos distintos de los que hubiera producido esa programación compartida en los niños que si no se hubiera visto juntos en familia. Así, podemos ayudar a interpretar las cosas desde nuestro parecer y sentir y hacer participes a los niños de ello, podemos además resolver y debatir juntos las cuestiones que a todos nos puedan surgir ante cualquier tema. 

La mera compañía silenciosa y la sensación de control vigilante o la falta de adecuación de los programas a la mentalidad del niño o joven, generalmente, convierte esta experiencia en algo ineficaz. Ver juntos la televisión en familia suele ser característico de padres con una concepción moderna sobre el desarrollo y educación de los hijos.

En general, las estadísticas nos muestran como es más frecuente ver la televisión con los hermanos o amigos que con los padres. Esto se ve propiciado también, por el elevado número de televisores que tenemos en nuestros hogares, donde cada miembro de la familia puede ver individualmente la televisión incluso si se está viendo la misma programación. No es extraño encontrar hoy en día, en el cuarto de los más pequeños más de una pantalla aunque no exista un sitio adecuado para realizar las tareas escolares que. son de obligado cumplimiento.

Otro aspecto que podemos tener en cuenta, es la interiorización y aprendizaje que los niños tienen de los hábitos de los padres en relación al uso y disfrute de la televisión. Son los padres los que inician a sus hijos en el estilo de ver la televisión, incluyendo en éste el tiempo que la ven, la forma de verla y el tipo de contenidos que ven.

A nivel cognitivo, ver la televisión juntos, contribuye a una mejora de la comprensión, una extensión del vocabulario, una estimulación de aprendizajes más sólidos e incluye otras actividades relacionadas, como debates familiares, aclaraciones, etc.

Socialmente ver la televisión juntos proporciona claves para una valoración detallada de situaciones sociales, influye el establecimiento o matización de esteriotipos o de prejuicios, ayuda en el control de las relaciones de miedo, contribuye en los cambios en las valoraciones de los personajes, en la valoración de los modelos familiares específicos y en la percepción del entorno social.

Diversos estudios muestran como la eficacia de la posible mediación paterna en el comportamiento televisivo es más intensa durante los 3 y 7 años, aunque sin una intención voluntaria los efectos pueden ser no tan favorables. No se trata de desarrollar aún más una atención cautivadora hacía la televisión, sino más bien una atención discriminativa de la misma, para aprovechar las posibilidades más beneficiosas que nos ofrecer la televisión de manera adecuada.

En cualquier caso, los más pequeños no deben ver la televisión sin supervisión, pues mucha de la programación infantil no es adecuada. A esto hay que sumar además, la excesiva violencia presente en esta programación para los más pequeños.

Es una pena que este medio tan inmerso en nuestras vidas con un alto poder social, no se enriquezca de programas educativos para los diferentes tramos de edad y con programas más socializadores e instructivos.



martes, 10 de mayo de 2016

Tiempos de estres para los estudiantes...

          LLEGAN LOS EXAMENES
         
Como todos los años se acerca la época de los exámenes finales donde nuestros hijos o nosotros mismos nos jugamos los resultados del curso. En estos días, a pesar del buen tiempo primaveral que comenzamos a disfrutar, resulta en ocasiones difícil encontrar un sitio vacío en las bibliotecas. Si uno se acerca por curiosear a las mismas podrá observar, sin lugar a duda, al menos cierto nerviosismo entre los estudiantes. Unos se balancean de forma compulsiva en el intento de memoriza un listado terrible, otros muestran toda su atención en los papeles sin que nada ni nadie pueda distraerles, algunos se comen las puntas de los lápices o bolígrafos en el cierto desconcierto que encuentran en su materia de estudio, alguno también en su agotamiento se queda un instante dormido entre un montón de papeles. Se puede sentir cierta tensión en el ambiente.

Afortunadamente los más pequeños no tienen que enfrentarse a estos exámenes finales en los que uno se juega muchas horas de estudio.

Entre las cosas que provocan ansiedad ante un examen tenemos la inseguridad que pueden provocar los mismos, dependiendo de lo aprendido y lo estudiado. Cuando uno lee lo que le preguntan y se siente seguro de poder responder adecuadamente, entonces, disminuye su ansiedad. Si uno encuentra que difícilmente puede responder correctamente a las preguntas aumenta su ansiedad bloqueando, en muchos casos, los pocos conocimientos que le hubieran podido ayudarle a responder el examen.

En estos días lo que también aumenta el estrés en los estudiantes es la falta de tiempo que creen tener para poder adecuadamente realizar todos los estudios y demás tareas, trabajos, lecturas, etc. Para que esto no ocurra es importante que uno pueda, por si mismo o con ayuda de un adulto si se trata de un niño, realizar una buena planificación de los tiempos de estudio de cada materia y de las tareas que tenga pendiente. Con ello uno se planifica en lo que debe realizar con el convencimiento de que tendrá tiempo suficiente para terminar todas sus tareas.

Existen algunas técnicas de estudio que ayudan a ganar tiempo al estudiante y que aumentan la confianza y seguridad en los estudios. Los esquemas, los subrayados, las síntesis, nos ayudan a trabajar las materias. Un buen esquema por ejemplo, nos ayuda el día anterior hacer un repaso general de la materia sin que perdamos mucho tiempo, no ayuda a ordenar también mentalmente los conocimientos y en la medida que están ordenados facilitaran con ello el recuerdo de los mismos.

Los exámenes, por lo que ellos mismos conllevan en los resultados, provocan ansiedad y ésta, no solo no ayuda para nada a realizar dicha prueba, sino que entorpece su realización produciendo incluso ciertos bloqueos de memoria. Por ello hay que analizar en cada caso, qué produce esa ansiedad e intentar ponerle remedio o al menos disminuirla.

Aunque muchos autores, con muy buenos criterios, aconsejan no estudiar la noche antes del examen, un buen repaso esta noche anterior al examen o la misma madrugada, a muchos estudiantes, más que de repaso, les ayuda asegurarse de que todavía recuerdan la materia adecuadamente y les da con ello cierta confianza que aminora su ansiedad. Este repaso en cualquier caso le sirve al estudiante a ganar seguridad en el conocimiento adquirido y con ello cierta tranquilidad al saber que podrá enfrentarse y realizar un buen examen.

Algunos, los más nerviosos, saben que este estado les hará disminuir su rendimiento en los exámenes, es por ello que un buen autocontrol y el aumento de su seguridad en los conocimientos es importante para un buen rendimiento. Es aconsejable, en muchos casos, que el estudiante pueda relajarse en el momento del examen y también durante los días anteriores en los que toda su atención estará centrada en los estudios. Para una buena relajación es necesario un buen entrenamiento que deberá llevarse a cabo durante una temporada anterior a ésta de los exámenes.

Los padres, abuelos, amigos, parejas y demás personas cercanas de los estudiantes durante estos días debemos aumentar nuestra paciencia con ellos y ayudarles en los repasos, preguntas, cuestiones y en general facilitar todas las tareas cotidianas que rodean al estudiante estos días. Debemos dentro de nuestras posibilidades, reforzarles, relajarles y darles la confianza que podamos para que puedan sentirse más seguros ante los exámenes.





jueves, 5 de mayo de 2016

Como preparar la llegada de un hermanito...

          LA LLEGADA DE UN HERMANITO  

Todos los que tenemos hermanos sabemos que aunque nos queramos muchísimo, en alguna ocasión hemos podido llegar a sentir celos. Estos aunque no sean infundados por los padres, generalmente se provocan por el mero hecho de compartir entre otras cosas la casa, la habitación, los juguetes y, sobre todo, la atención de nuestros papas.

Aunque, con los tiempos que corren, el plantearse tener el segundo hijo crea ciertas resistencias y miedos, en la mayoría de los casos es el mejor regalo que podemos hacer a nuestro primer hijo. Este, inevitablemente, va a ser destronado y va a sentir celos de su hermano menor. Por ello vamos a tener que ayudarle a sentirse mejor y a poder entender y, con ello liberarse, que lo que siente por su hermano, entre amor, celos y rabia, es lo habitual.

Podemos poner en práctica algunas estrategias que seguro, van a poder hacer que nuestros hijos se adapten mejor a su recién llegado hermanito. Tenemos que ser conscientes que aunque les ayudemos, ciertos sentimientos tienen que aflorar y aunque, en alguna ocasión, nos hagan dudar del beneficio de tener más de un hijo, es seguro que cuando se de la adaptación e integración a la nueva situación familiar vamos a poder valorar muy de cerca estos beneficios.

Generalmente le cuesta más al hijo único la llegada de un hermano, que a los que ya tienen algún hermano. Es claro que los cambios son distintos, el primero no ha tenido que compartir a sus papás y en el segundo caso, aunque también hay un cambio, ya desde que nacieron compartieron a sus papás con su hermano o hermanos.

Además el grado de celos va depender, sobre todo de la actitud de los padres, cuidadores y personas muy cercanas a los niños. Para empezar podemos, en los 9 meses ir explicando al niño lo que es un hermano con nuestras propias experiencias, con dibujos, cuentos...No es recomendable empezar muy pronto, el momento es cuando realmente se empieza a notar la trasformación dela mama. Se le puede hacer participe de algunas experiencias de este embarazo de la mamá, como son los movimientos que se producen en la tripa, las ecografías,... El niño espera la llegada de su hermano. El ir o no al hospital depende, entre otros aspectos, del tiempo de estancia en el mismo. Si el tiempo se alarga, generalmente, es positivo que el hermano mayor pueda ir a visitar a su nuevo hermanito y a su mamá, sobre todo evita fantasías o miedos al respecto.

Es importante que los primeros momentos que nuestros hijos pasen juntos sean de tranquilidad y de reconocimiento y atención al mayor. A veces sin querer se comete el error de compartir este momento con un montón de gente que acude a ver al más pequeño, que acude a felicitarnos por la llegada de este nuevo hijo y a veces se pierde el momento tan importante de adaptación para nuestro hijo mayor. Por ello debemos tener en cuenta que la llegada de su hermano tiene que ser también un momento muy especial para nuestro hijo mayor y por ello intentar preparar todo lo que rodea ese momento.

Cuando el niño en la rutina diaria, empiece a manifestar ciertos celos en relación con el bebe, debemos dejar que haga sus manifestaciones y darle un tiempo para hablar con él de ello. Así, si nuestro hijo reclama nuestra atención en el rechazo de su hermano, es importante poder trasmitirle que por supuesto a veces es difícil tener un hermanito bebe, porque éste reclama y necesita demasiada atención, pero que vamos a intentar compensarle, por ejemplo, en cuanto se duerma vamos a tener unos momentos especiales. Preferiblemente la compensación debe ser con relación a nuestra atención y a su vez evitar el exceso de compensaciones materiales. Debemos intentar que nuestro hijo no se confunda con sus sentimientos ambivalentes en relación con su hermanito y pueda llegar a sentirse culpable por ello. Esto es lo peor que puede pasar, que el niño mayor se sienta culpable por los sentimientos negativos hacia su hermano, cuando todos esperan que sean muy positivos. Hay que descargar esta culpa que puede crear cierta ansiedad y con ello liberar a nuestro hijo.

Una estrategia, para liberar de estas ansiedades, es inventarnos un cuento similar a la situación que rodea a nuestro hijo, en el que el pueda ver reflejado sus miedos, sus angustias, y por el cual aprenda que aunque un hermanito con frecuencia y por sus necesidades, nos quita la atención de nuestros papas, estos nunca dejaran de querernos y sentir un cariño especial por nosotros, y que además cuando nuestro hermanito sea un poquito mayor tendremos a alguien con quien compartir nuestros juegos y en general toda nuestra rutina. Además uno siempre va ser el mayor y eso es algo que el que llega no le va poder quitar.









martes, 3 de mayo de 2016

Que podemos hacer frente al estres laboral...

                                        ESTRÉS LABORAL
          
El desgaste, la insatisfacción, o en general, el estrés en el trabajo es uno de los problemas más importantes con los que la sociedad actual se enfrenta. El desgaste personal y laboral es llamado también Burnout o Síndrome de “estar quemado”.

El estrés, en general, se define como un desgaste de la persona, motivado por el exceso, continuo y obligado de respuestas y adaptaciones que debe dar ante las distintas situaciones. Casi todos conocemos o hemos pasado por momentos o situaciones estresantes. Un grado leve o moderado de estrés en algunas situaciones puede llegar incluso a ser positivo por la activación que nos produce para la consecución de objetivos. Por el contrario, si la carga de estrés que soportamos, nos consume, desgasta y paraliza se convierte en una alteración que nos produce un alto grado de malestar.

Podríamos agrupar las fuentes o causas del estrés en tres grandes grupos. En el primero incluiríamos los estímulos físicos. Por ejemplo, el exceso de ruido soportado a lo largo del día, la alta o baja temperatura a la que podemos estar expuestos, el hacinamiento o falta de espacio (piense lo estresante que puede ser un viaje en el metro cuando falta incluso el espacio para respirar, hace un calor sofocante y además el nivel de ruido es elevado).

El segundo grupo de factores estresantes recogería los acontecimientos vitales que implican un esfuerzo extraordinario de adaptación y que además conllevan un reajuste social que debemos realizar. Me refiero, por ejemplo, a la muerte del cónyuge, la separación o divorcio matrimonial, problemas laborales, cambio de residencia, embarazo, incluso las vacaciones. Digo incluso porque tenemos que tener en cuenta que también los acontecimientos positivos pueden ser una fuente estresora.

En el último y tercer grupo de factores tendríamos el tipo de personalidad, los recursos personales que cada uno posee y las estrategias que uno puede poner en marcha ante situaciones de estrés. Incluiríamos aquí los pensamientos, las emociones y la conducta. En primer lugar los pensamientos inadecuados que pueden provocar estrés serían, por ejemplo, los pensamientos negativistas, los que carecen de objetividad, los absolutistas (de todo o nada), los de excesiva exigencia y/o los que llevan asociados la frustración personal y bajada de autoestima. En cuanto a las emociones, el excesivo autocontrol puede dificultar el reconocimiento, la identificación y la aceptación de las mismas, y con ello provocar el estrés. Por último en cuanto a la conducta, siempre que respondemos de forma errónea o inadecuadamente generamos niveles de tensión, de estrés.

En el estrés laboral, además de conjugarse estas posibles fuentes o causas, se dan unas características a tener en cuenta para hacer una buena valoración o evaluación de cada caso. Una de ellas sería el cansancio o agotamiento emocional, o la sensación de no poder dar más de sí. Otra se refiere a la reacción defensiva que utilizan los afectados por el estrés laboral, manifestándose en el distanciamiento, el desprecio, la culpabilización en los compañeros de trabajo. Por último, las demandas del puesto de trabajo acaban excediendo a las posibilidades de la persona que padece el estrés produciendo por ello una falta de adecuación personal y profesional al puesto a desempeñar.

Qué podemos hacer para evitar o prevenir el estrés laboral. En primer lugar, y al igual que para cualquier tipo de estrés o ansiedad, es importante dedicarnos algo de tiempo para nosotros y nuestro entorno más cercano (familia, amigos...), que seguramente puede ser una buena fuente de apoyo en los momentos más estresantes. Es importante cuidarse a uno mismo. Para ello, mantener unos horarios de sueño, una buena alimentación y practicar algún deporte nos ayuda a sentirnos mejor. Además, también es importante mantener una constante reflexión personal de nuestros malestares para evaluar y evitar las fuentes o causas de estrés.

Si, aún así, uno siente que el estrés laboral le invade es importante que uno pueda evaluar las fuentes que le producen malestar de la manera más objetiva. Para ello es importante escuchar a los que tenemos al lado e intentar con ello mantener las expectativas más reales respecto a sí mismo y a su trabajo. A veces es difícil o imposible tomar algunas decisiones o nos sentimos invalidados para ello. Cuando el malestar nos invade, cuando el estrés nos afecta en nuestra vida, debemos solicitar ayuda profesional. Existen distintos tratamientos psicológicos que nos ayudan a combatir el estrés y la ansiedad. Existen también tratamientos farmacológicos que disminuyen temporalmente algunos síntomas del estrés. Cada caso es diferente y merece un diseño de intervención único que se ajuste a las necesidades de cada persona. La concienciación y búsqueda de ayuda es ya muy importante para un buen pronóstico.