martes, 3 de mayo de 2016

Que podemos hacer frente al estres laboral...

                                        ESTRÉS LABORAL
          
El desgaste, la insatisfacción, o en general, el estrés en el trabajo es uno de los problemas más importantes con los que la sociedad actual se enfrenta. El desgaste personal y laboral es llamado también Burnout o Síndrome de “estar quemado”.

El estrés, en general, se define como un desgaste de la persona, motivado por el exceso, continuo y obligado de respuestas y adaptaciones que debe dar ante las distintas situaciones. Casi todos conocemos o hemos pasado por momentos o situaciones estresantes. Un grado leve o moderado de estrés en algunas situaciones puede llegar incluso a ser positivo por la activación que nos produce para la consecución de objetivos. Por el contrario, si la carga de estrés que soportamos, nos consume, desgasta y paraliza se convierte en una alteración que nos produce un alto grado de malestar.

Podríamos agrupar las fuentes o causas del estrés en tres grandes grupos. En el primero incluiríamos los estímulos físicos. Por ejemplo, el exceso de ruido soportado a lo largo del día, la alta o baja temperatura a la que podemos estar expuestos, el hacinamiento o falta de espacio (piense lo estresante que puede ser un viaje en el metro cuando falta incluso el espacio para respirar, hace un calor sofocante y además el nivel de ruido es elevado).

El segundo grupo de factores estresantes recogería los acontecimientos vitales que implican un esfuerzo extraordinario de adaptación y que además conllevan un reajuste social que debemos realizar. Me refiero, por ejemplo, a la muerte del cónyuge, la separación o divorcio matrimonial, problemas laborales, cambio de residencia, embarazo, incluso las vacaciones. Digo incluso porque tenemos que tener en cuenta que también los acontecimientos positivos pueden ser una fuente estresora.

En el último y tercer grupo de factores tendríamos el tipo de personalidad, los recursos personales que cada uno posee y las estrategias que uno puede poner en marcha ante situaciones de estrés. Incluiríamos aquí los pensamientos, las emociones y la conducta. En primer lugar los pensamientos inadecuados que pueden provocar estrés serían, por ejemplo, los pensamientos negativistas, los que carecen de objetividad, los absolutistas (de todo o nada), los de excesiva exigencia y/o los que llevan asociados la frustración personal y bajada de autoestima. En cuanto a las emociones, el excesivo autocontrol puede dificultar el reconocimiento, la identificación y la aceptación de las mismas, y con ello provocar el estrés. Por último en cuanto a la conducta, siempre que respondemos de forma errónea o inadecuadamente generamos niveles de tensión, de estrés.

En el estrés laboral, además de conjugarse estas posibles fuentes o causas, se dan unas características a tener en cuenta para hacer una buena valoración o evaluación de cada caso. Una de ellas sería el cansancio o agotamiento emocional, o la sensación de no poder dar más de sí. Otra se refiere a la reacción defensiva que utilizan los afectados por el estrés laboral, manifestándose en el distanciamiento, el desprecio, la culpabilización en los compañeros de trabajo. Por último, las demandas del puesto de trabajo acaban excediendo a las posibilidades de la persona que padece el estrés produciendo por ello una falta de adecuación personal y profesional al puesto a desempeñar.

Qué podemos hacer para evitar o prevenir el estrés laboral. En primer lugar, y al igual que para cualquier tipo de estrés o ansiedad, es importante dedicarnos algo de tiempo para nosotros y nuestro entorno más cercano (familia, amigos...), que seguramente puede ser una buena fuente de apoyo en los momentos más estresantes. Es importante cuidarse a uno mismo. Para ello, mantener unos horarios de sueño, una buena alimentación y practicar algún deporte nos ayuda a sentirnos mejor. Además, también es importante mantener una constante reflexión personal de nuestros malestares para evaluar y evitar las fuentes o causas de estrés.

Si, aún así, uno siente que el estrés laboral le invade es importante que uno pueda evaluar las fuentes que le producen malestar de la manera más objetiva. Para ello es importante escuchar a los que tenemos al lado e intentar con ello mantener las expectativas más reales respecto a sí mismo y a su trabajo. A veces es difícil o imposible tomar algunas decisiones o nos sentimos invalidados para ello. Cuando el malestar nos invade, cuando el estrés nos afecta en nuestra vida, debemos solicitar ayuda profesional. Existen distintos tratamientos psicológicos que nos ayudan a combatir el estrés y la ansiedad. Existen también tratamientos farmacológicos que disminuyen temporalmente algunos síntomas del estrés. Cada caso es diferente y merece un diseño de intervención único que se ajuste a las necesidades de cada persona. La concienciación y búsqueda de ayuda es ya muy importante para un buen pronóstico.

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