jueves, 19 de mayo de 2016

¿Tengo fobia?

                   FOBIAS
          
Las fobias se definen como un miedo irracional, desproporcionado, persistente, de gran intensidad, que una persona experimenta ante un determinado objeto, situación o persona. El miedo que produce la fobia se desencadena siempre ante este estímulo específico que la provoca. La persona es consciente de que el miedo que siente es absurdo y desproporcionado ante el estímulo, pero aún así se siente incapaz de superarlo.

La respuesta de ansiedad que provoca la fobia es la que motiva que la persona se intente proteger y procure evitar el ponerse en contacto con el estimulo fóbico o huir del mismo. Las fobias se caracterizan además por adquirirse rápidamente y por ser muy resistentes a su extinción o eliminación. A pesar de ello existen técnicas de tratamiento muy eficaces para su abordaje.

Las fobias no sólo aparecen en enfermos psiquiátricos, aparecen en personas muy normales carentes de cualquier patología. Son frecuentes durante la niñez los miedos a la oscuridad, miedo a la soledad, a los perros. Estos miedos evolutivos se pueden llegar a mantenerse durante la vida adulta, si así lo provoca una situación patógena que enquista los miedos para convertirlos en fobias. Estas también se pueden producir por la asociación que una persona hace entre un estimulo determinado y un hecho traumático, quedando el hecho traumático en el olvido y provocando el miedo o ansiedad ante dicho hecho o el estimulo asociado, que igual no guarda casi relación con el hecho traumático.

La riqueza y variedad de las fobias está en relación con todas las posibilidades en donde el ser humano puede vivir o desarrollarse. Dentro de la gran variedad de fobias que tenemos, las más frecuentes son: fobia a la muerte (tanato-fobia), al dolor, a la soledad, a las serpientes, a los ratones, a los lagartos y/o los reptiles, fobia a la oscuridad, la noche y a las enfermedades.

Otras fobias, también muy habituales, se producen tras un hecho o experiencia traumática como por ejemplo: fobia a viajar en avión o fobia a los exámenes. Algunas están relacionadas con la expectación y son: la fobia a los exámenes, a dar clase, a hablar en público. Se puede tener fobia ante determinados objetos: fobia a los cuchillos, a la sangre, a los alfileres, a los venenos. Otras hacen referencia a lugares como: fobia a los sitios con mucha gente, a los espacios abiertos (agora-fobia), a los espacios cerrados (claustrofobia) y a las multitudes. Se puede encontrar fobias a enfermedades, a las amenazas externas como el frío, la tormenta y fobias a amenazas internas como el miedo a volverse loco. Por ultimo tenemos fobias a animales, como hemos visto, y también a personas como los médicos, dentistas, extranjeros, inspectores de hacienda y la suegra.

El miedo, a diferencia de las fobias es un temor proporcionado y comprensible el cual puede ser controlado por la persona y se pueden superar con voluntad y esfuerzo personal. Las fobias como ya sabemos son desproporcionadas e irracionales y la persona tiende a escapar o huir del estimulo fóbico. Para superar una fobia, en la mayoría de los casos, es necesario un tratamiento psicológico. En la fobia, la persona que la padece debe enfrentarse a ésta, pero para poder superar la fobia será necesario poner en marcha unas estrategias terapéuticas.

Si una persona se enfrenta a una situación fóbica, como puede ser una situación de examen o montar en avión, sin haber realizado el tratamiento adecuado para dicho enfrentamiento, con cierta seguridad puede provocar y padecer un ataque de pánico y de ansiedad.

Para que una fobia pueda ser considerada como objeto de diagnóstico y tratamiento psicológicos, el miedo debe ser reconocido por la propia persona como excesivo e irracional y, además, la conducta de evitación ha de implicar o producir algún grado de incapacidad, dificultad y/o malestar. Así pues, el diagnóstico será idóneo si existe este comportamiento de evitación, miedo o ansiedad de anticipación en relación con el estímulo y el mismo interfiere de manera significativa con las actividades cotidianas del individuo, con sus relaciones laborales o sociales, o si la existencia de la fobia provoca un malestar evidente. Sin lugar a dudas, el objetivo del abordaje terapéutico es ayudar y enseñar al paciente a que se aproxime al estimulo fóbico de manera gradual, de tal forma que pueda ir aprendiendo a tolerar la ansiedad que le produce la cercanía a ese estimulo fóbico y extinguir así la fobia.

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